Atrévete a dejar de sufrir

Por María Jesús
Hay personas que viven con la parte emocional completamente bloqueada. Se puede ver hasta en su postura corporal porque suelen estar en actitud de defensa, con los brazos cruzados, por ejemplo, o con las manos agarrotadas y el rostro contraído. A mi me resulta muy difícil sentirme cómoda ante personas que llevan puesta una armadura y una máscara. Con ellas solo se puede tener conversaciones superficiales y no se puede hablar de nada serio. No puedes conocerlas profundamente porque son totalmente inaccesibles. Seguramente es una actitud de defensa ante el sufrimiento que sus emociones les producen. Esta represión emocional les causa también enfermedades físicas aunque ellas no lo sepan o no quieran reconocerlo. Hasta que el bloqueo no desaparezca esa persona está incapacitada para ser feliz. Tal vez ella piensa que mantenerlo es la única forma de no sufrir pero lo único que consiguen con ellos es huir del dolor y encontrarse de pleno con el sufrimiento. El dolor es llevadero pero no el sufrimiento, porque este ultimo es fruto de nuestra mente, es mentira, sufro y miento.El dolor es connatural a la vida y a nuestro proceso de crecimiento y no es incompatible con la felicidad y la paz interior. La falta de aceptación del dolor y de los acontecimientos inesperados y desagradables de nuestra vida nos bloquea cada vez más y aumenta el sufrimiento. Sin embargo la aceptación del dolor nos hace más fuertes cada día y nos lleva a descubrir que detrás de una dificultad, o de una enfermedad o de cualquier contrariedad siempre hay una oportunidad de crecer, de conocernos, de madurar para ser más felices.Para enfrentarnos a todo aquello que nos resulta desagradable en vez de huir y aprender a controlar nuestras emociones y acabar con nuestros bloqueos seguramente necesitaremos ayuda. A veces la encontraremos y otras no. Sin embargo las dificultades que encontremos en este camino tampoco justifican que dejemos de buscar. Aunque nuestra mente siempre encontrara una excusa para no esforzarse, para permanecer en su sitio de confort y para huir del cambio. Pero no hay excusa posible para abandonarse, para vivir una vida de sufrimiento y no disfrutar la vida plenamente.