Uno de los automóviles que lograron eso fue el Auburn Boattail Speedster presentado en el año 1927. Nacido con una carrocería con la cola en forma de bote (boattail) y con prestancia deportiva apuntando a los jóvenes. El tenerlo en las vidrieras de las concesionarias motivó la compra de modelos más comunes, por parte de los clientes.
De hecho el Auburn Boattail Speedster era un automóvil poco práctico para el uso diario. Aunque tenía lugar para el bolso de palos de golf, y la versión del año 1928 que ilustra esta nota tenía un buscahuellas de lo más curioso. Más con la forma de un faro y que de un buscahuellas tradicional, que venía montado en el parante del parabrisas.
Pero el Bottail Speedster también fue un medio de publicidad al participar en distintos récords de velocidad contra los autos deportivos de lujo de Estados Unidos: Stutz y Paige. Pese que no lograra primeros puestos esas segundas marcas pesaron a la hora de las ventas.
Marketing puro diríamos en pleno siglo XXI. Pero Errett Lobban Cord era un vendedor nato. Ideó una estrategia para vender los Auburn. Publicitó la idea que solo un limitado número de compradores lograrían comprar un Auburn. Las ventas se dispararon y la producción aumentó notablemente.
En el año 1926 las ventas al exterior alcanzaron las 1.189 unidades que treparon a 2.000 en el año 1927. Pero el speedster siguió cosechando éxitos con las pruebas de velocidad y resistencia de la mano de Wade Morton.
También contribuyó el aumento de la potencia del motor Lycoming que de 88 HP pasó a tener 115. A este motor se lo conoció como 8-115. La marca Stutz tenía un motor de 113 HP. Para publicitar esto se hicieron publicidades con grandes letras de molde y 115 caballitos blancos representaban el aumento de la potencia.
Gracias a la llegada de Cord a la empresa Auburn es que la salva de desaparecer a mediados de los años veinte. Una exitosa campaña de marketing más una red comercial organizada y moderna hicieron aumentar las ventas. Tanto para lograr exportar los Auburn que se producían cada vez más.
Otro detalle: mientras un Stutz costaba 5.000 dólares en el mercado estadounidense, de finales de la década del veinte, el Auburn más caro, de 8 cilindros en línea, superaba los 2.000 dólares. Por eso en el año 1929 se vendieron más de 22.000 unidades.
Las fotografías que ilustran esta nota, del Auburn Boattail Speedster del año 1928, fueron tomadas en el boulevard del Hipódromo de San Isidro, ubicado en la provincia de Buenos Aires, el viernes 13 de octubre de 2017, durante la realización de Autoclásica.
Mauricio UldaneEditor de Archivo de autos
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