Aunque resucite un muerto

Por María Jesús

Muchas veces me he preguntado por qué la mayoría de las personas no se dan cuenta de los milagros que ocurren a su alrededor o piden un milagro y cuando este se realiza piden otro y otro y otro…Nunca están satisfechos. Y si tenían un problema grave y este se soluciona, enseguida surge uno nuevo y empiezan a preocuparse, sin ni siquiera pararse un momento a dar gracias por lo que está saliendo bien.
Es una manera mezquina de vivir. Ver solamente lo que nos falta y no ser agradecidos cuando obtenemos lo que pedimos. Hay otras personas que sin embargo nunca piden milagros prefieren creer que estos no se producirán.Pero el hecho es que los milagros se producen todos los días y siempre somos escuchados, ¡SIEMPRE! Lo que ocurre es que a lo mejor no pasa lo que pedimos exactamente sino otra cosa que es mejor para nosotros. Otras veces sí, ocurre exactamente lo que pedimos, pero no en el plazo que nos fijamos. No entiendo porque no somos capaces de ver los hechos extraordinarios que ocurren en nuestra vida y en la de los demás. Tal vez porque preferimos que no pase nada. Tenemos miedo de lo desconocido aunque sea bueno.Hay muchos milagros , demasiados, que nos confirman que Dios está cuidando de nosotros y que nos ama.Sin embargo no queremos creerlo porque esto cambiaría nuestra vida. Es demasiado hermoso para ser verdad. Preferimos creer las cosas triviales y negativas que ocurren en nuestra vida porque eso no nos compromete. Muchas personas eligen creer que Dios no existe aunque en el fondo de su ser están convencidas de que no es verdad.La gente no necesita señales para creer. Señales hay de sobra. Lo que necesitan es cambiar la mirada y la forma de pensar. Como siempre, hay que elegir. Y el que elige no creer en los milagros no cambiará aunque vea resucitar un muerto.