Autoestima, cómo mejorarla

Por Sramosa @sramosa

¿Nuestra autoestima no es la mejor? Comprender las causas que generan una baja autoestima y cómo se puede corregir es el objetivo de este artículo del psicólogo Josué Gómez Villegas.

“La persona más influenciable con la que hablarás eres tú. Ten cuidado entonces acerca de lo que dices de ti mismo” (Zig Ziglar)

La baja autoestima es considerada por algunos psicólogos el génesis de muchos de los problemas conductuales y por otros como sintomatología principal o asociada e incluso como consecuencia de algún problema más lejano. En cualquier caso, lo que compartimos todos los profesionales es en considerarla como uno de los factores más relevantes en el tratamiento de la mayoría de los trastornos del comportamiento.

La autoestima es la evaluación que hacemos de nosotros mismos. Por tanto, alguien con autoestima baja es aquella persona que se evalúa de forma negativa y que además, no reconoce los aspectos que son potencialmente positivos.

¿De que depende mi autoestima?

“Una mentira repetida mil veces, se convierte en una verdad” (J. Goebbels)

Básicamente depende de la visión que nos devolvieron durante nuestra infancia y adolescencia temprana. Por ejemplo, cuando profesores o padres nos etiquetan continuamente, cuando nos comparan con un hermano o compañeros de clase o cuando no diferencian entre “hacer algo” y “ser algo” (“estás haciendo algo mal” en contraposición a “eres malo”).

Más tarde, en la edad adulta somos nosotros los que nos continuamos repitiendo aquello que nos dijeron de nosotros cuando éramos pequeños, de forma independiente a los éxitos objetivos o a las características positivas objetivas que tengamos o vayamos adquiriendo.

¿Cómo puedo mejorar mi autoestima?

Hay dos partes imprescindibles que hay que trabajar para aumentar la autoestima: la autoaceptación y el autorefuerzo.

Autoaceptación es aprender a reconocer, aceptar y convivir con nuestros errores y defectos sin criticarse por ellos, sin evaluar que sean algo por lo que ser rechazado o avergonzarse.

El primer paso para trabajar la autoaceptación es aprender a evaluarse objetivamente, sin magnificar y exagerar; en definitiva ajustarlos a la realidad. La técnica más usada para corregir los llamados “errores cognitivos” es la restructuración cognitiva, que es una técnica que consiste en modelar y moldear el lenguaje distorsionado del paciente (“todo me sale mal”, “soy el peor hijo del mundo”, “soy tonto”, etc.).

El segundo paso para trabajar la autoaceptación consiste en enseñar al paciente a no evitar sus errores y defectos, ya que eso lleva a interpretarlos como más graves de lo que realmente son. Esto se hace mediante un programa de “exposición gradual a estímulos negativos”.

Autorefuerzo es aprender a reconocerse las cualidades positivas, tanto físicas como de carácter. Normalmente esto está muy castigado socialmente. Está mejor visto decirse “soy un desastre” a decirse “me encanta lo inteligente que soy”.