Se deben calzar sólo de vez en cuando. Usarlos con frecuencia puede llegar a ser una tortura, ocasionarnos cansancio, problemas circulatorios, dolor de pies, juanetes, “dedos de martillo” o deformaciones de la columna.
Para relajar tus pies y piernas después de usarlos, siéntate en el suelo con las plantas de los pies apoyados y las rodillas dobladas (puedes apoyar tu espalda contra la pared), coloca tu dedo pulgar sobre el tendón de Aquiles y presiona 5 segundos, realiza este procedimiento en toda la parte posterior de la pierna hasta llegar a la rodilla.
Nuestros pies, piernas y espalda sufren con los tacones altos.