A Cameron Diaz —salta a la vista— no le faltan ni palmito(excelentemente conservado, y explotado a fondo...) ni desparpajo(además del acompañamiento de dos partenaires de cierto postín,como son Jason Segel y Justin Timberlake), para sostener un productode este corte, cuya dirección (entendida en un sentidoestrictamente técnico: alguien tiene que firmar...) corre a cargo deun Jake Kasdan que, de su ilustre progenitor, parece haber heredadopoco más que el apellido y el material genético correspondiente(del talento cinematográfico no se evidencia, hasta la fecha, trazaalguna...), y que, en todo caso, se limita a cumplir con trasvasar aimágenes una historia que, al fin y a la postre, no pasa de ser laenésima versión del manido y rancio “chica busca chico”, pormás que se la quiera cubrir con un manto de provocación picante y/oescatológica (eso sí, dentro de un orden): la profe mala no serátan mala, y, con toda seguridad, terminará volviendo al redil delque, en el fondo, cómo no, jamás quiso haber salido, redimida porla fuerza irrefrenable del amor. Doble contra sencillo a que, una vezmás, cuela. Y hasta la próxima...
* Apuntes sobre el cine que viene LXV.-