Hazel acaba de cumplir 16 años. Y tiene cáncer.
Vale, los médicos han conseguido reducir su tumor de forma casi milagrosa, pero no por ello deja de ser una enferma terminal, ¿verdad? En su entorno nadie se atreve a decirle cuánto tiempo le queda; ella solo sabe que está obligada a vivir pegada a un tanque de oxígeno, y eso no puede durar.
Desde hace unas semanas, más para contentar a su madre (estos adultos que no saben tratar con chavales enfermos) que por estar convencida de su eficacia, Hazel forma parte de un grupo de apoyo donde otros chicos como ella comparten sus experiencias. Una pérdida de tiempo, porque ¿qué sentido puede tener hablar con otras personas de cosas que no se pueden puede cambiar?
Pero ahí está, compartiendo algo tan íntimo que no se puede compartir. Pasando las horas… Hasta que llega Gus Waters y su vida cambia.
Os preguntaréis: ¿Quién es Gus? ¿Y cómo puede cambiar una sola persona la historia de otra? La respuesta está Bajo la misma estrella.