Una de las principales preocupaciones de los padres, después de la salud, es el rendimiento escolar de sus hijos.
Mi hijo no estudia, mi hijo suspende, mi hijo va mal en el cole… Son quejas generalizadas en el ámbito escolar, cuando los padres acuden a hablar con los profesores o con el orientador.
Ante un problema hay que buscar soluciones, y en el caso del bajo rendimiento académico, dichas soluciones dependerán de la adecuada identificación del problema (valga la redundancia) que está generando esos resultados académicos. Me explico; no se debe aplicar una adaptación curricular significativa si el niño no presenta dificultades de aprendizaje derivadas de causas internas. Así como tampoco es adecuado aplicar un programa de técnicas de estudio como medida contra el fracaso escolar sin antes tratar un déficit de atención.
Entonces, queda claro que la clave está en una evaluación de las variables que están afectando a nuestro hijo, para identificar las que están desajustadas y que provocan dificultades de aprendizaje, antes de proponer las medidas educativas en cada caso.
Este es el primero de 3 artículos en los que analizaremos las causas de dificultades de aprendizaje, de desmotivación y bajo rendimiento. Así mismo también propondremos distintas medidas educativas para paliar sus efectos negativos.
- En este post veremos las causas internas al propio niño que derivan en bajo rendimiento y dificultades de aprendizaje.
- En el siguiente, los factores externos y de metodología que afectan a la motivación y resultados académicos.
- En el último de los artículos expondremos las medidas educativas que se pueden aplicar para cada una de las variables descritas.
VARIABLES INTERNAS
Nacemos con una determinada inteligencia, que puede ser baja, media o alta (a grandes rasgos…).
Nuestro CI es la capacidad “base” con la que contamos. Es nuestro hardware y es el que tenemos. ¿Se puede mejorar? Sí, entrenando distintas áreas que lo configuran como la memoria, la lógica, la capacidad verbal… pero un CI bajo, determinará que el niño tendrá que esforzarse mucho más que sus iguales a la hora de asimilar los mismos conceptos.
Pero no hay que dramatizar. Un CI bajo (el que no supera los 75 puntos) no implica necesariamente fracaso escolar, pues para eso están las adaptaciones curriculares (que explicaremos en el siguiente artículo).
Aún así, es un factor de riesgo para el bajo rendimiento académico y es la primera área que se evalúa cuando aparecen las dificultades de aprendizaje.
Cuando un niño no ve o no oye bien, la tarea de aprender se dificulta.
Lógicamente, si los canales de recepción de la información son deficitarios, aunque el niño sea muy inteligente o preste mucha atención, se está impidiendo que los contenidos de las asignaturas “lleguen” adecuadamente para ser procesados posteriormente.
El niño con ceguera o sordera (parcial o total) presentará dificultades en cualquier área del currículum hasta que no se adapten las vías de transmisión de la información.
Estos déficit son los más “sencillos” de diagnosticar pues las revisiones del pediatra facilitan su diagnóstico temprano.
Son trastornos relacionados con las habilidades necesarias para la correcta asimilación de la mayoría de contenidos curriculares.
El niño que presenta dificultades en la lecto-escritura quedará afectado su aprendizaje en general. Pues en todas se requiere un nivel de comprensión lectora importante.
El niño con problemas de cálculo (discalculia) tendrá un bajo rendimiento en Matemáticas, Física y Química y posiblemente en Tecnología.
Estos trastornos suelen detectarse ya en primaria y no están relacionados con la capacidad intelectual.
- Los trastornos del estado de ánimo y de ansiedad se acompañan normalmente de un descenso repentino del rendimiento académico y desmotivación para estudiar. Si es el caso de tu hijo, y no hay ninguna causa que explique el “bajón de notas”, puedes hablar con el orientador de su instituto y que te asesore respecto a dónde acudir para que evalúen la posibilidad de que detrás haya una depresión, anorexia, bulimia, ansiedad generalizada…. Normalmente, la derivación desde el IES se realiza hacia salud mental pero también podéis acudir a un gabinete privado. Si vuestro hijo está en primaria, podéis acudir al equipo de orientación educativa y psicopedagógica (de zona) que le corresponde al colegio.
- El caso del TDAH es algo distinto pues suele aparecer en la niñez y tiene un componente genético. El TDAH puede ser de varios tipos, algunos presentan sólo déficit de atención y otros además, manifiestan impulsividad y/o hiperactividad. Se asocia con frecuencia con fracaso escolar, pero con el tratamiento adecuado, el niño puede superar sus dificultades de aprendizaje; que derivan principalmente del déficit atencional. Aun así, no es infrecuente que se diagnostique “tarde”, pues como son niños que en clase se suelen comportar “mal”, se les etiqueta como “malos” antes de pensar que la conducta pueda ser consecuencia directa del trastorno. Por este motivo hay niños que llegan al instituto sin haber recibido tratamiento al respecto.
- En los trastornos generalizados del desarrollo, como el autismo: están afectadas muchas áreas que impiden el normal aprendizaje del niño. La característica diferencial respecto a los anteriores es que son crónicos, por lo que las dificultades de aprendizaje pueden estar presentes a lo largo de toda su escolarización. Según el grado de afectación, vuestro hijo podrá ser escolarizado en un centro ordinario o tendréis que hacerlo en uno de educación especial. Una aclaración sobre el autismo es que no siempre está afectada la capacidad intelectual, pero sí la comunicación y el área socio-emocional.
- Por último, ante una enfermedad médica prolongada ante la que se requiera hospitalización o permanencia en cama, el rendimiento académico es totalmente normal que se vea perjudicado. Con frecuencia, este handicap es temporal y cuando el niño recupera sus hábitos y rutinas escolares remite por completo.
El post Bajo rendimiento escolar: variables internas aparecio primero en La sala de Espera. WebPsicólogos.