Me apasiona la comida de otros países, me encanta probar sabores nuevos, aunque parezcan poco apetitosos, que no es este caso...
Cuando fuí a Marruecos probé todo lo que pude, y lo que mas me gustó fueron sus dulces, por todas las esquinas había puestos de bandejas de estas exquisiteces preparadas básicamente de miel y frutos secos.
El guía que nos acompañaba nos contó que los preparaban las mujeres nómadas para afrontar sus largos viajes por el desierto, para tomar fuerzas.
Todos sabemos que los frutos secos y la miel son los alimentos que mas energías nos aportan, son usados por deportistas de élite, aventureros ... y recomendados por todos los médicos y nutricionistas, además de que son unos de los pocos alimentos no elaborados que se pueden conseguir en todo el mundo.
Cuando llegué a Madrid, después de este viaje busqué donde poder comprarlos, no los vendían por ningún sitio, ni en las grandes superficies, ni en las mejores pastelerías ...
Hasta que llegué a Lavapiés, un barrio céntrico de Madrid al que han emigrado miles de musulmanes y que se ha convertido en un trocito de la cultura árabe en nuestra ciudad. En él puedes comer, beber, fumar, comprar ropas, muebles, adornos, alfombras ... todo auténticamente árabe. Sólo el olor a especias de sus calles ya nos transporta a otros mundos.
Pues bien, aquí es donde me tenía que desplazar para comprar este postre que tanto me gusta, hasta que encontré la receta que ahora meto en Lacajita y que os recomiendo probéis para viajar, mientras nos tomamos un té en nuestro sofá de casa, a estos países tan sorprendentes.
Los ingredientes necesarios son:
3 hojas de masa philo, pistachos pelados, miel, azúcar, mantequilla, medio vasito de agua, una ramita de canela y una fuente rectángular.
Lo primero que debo hacer es cortar la masa philo del tamaño de la fuente dónde haré la preparación. Cortaré dos, una para la base y otra para la tapa (de 3 hojas cada una).
Pongo papel de horno en la fuente y adapto perfectamente la masa base a los lados, que quede bien en línea.
Derrito la mantequilla al microondas y pinto con ayuda de una brocha la superficie.
Trituramos los pistachos, con la batidora o picadora, a tamaño medio y si queda alguno entero mejor, y extendemos sobre la masa.
Preparamos el relleno de miel mezclando ésta en un bol con dos cucharadas de mantequilla y removiendo bien, hasta conseguir una mezcla homogénea, derretiremos un poquito al microondas para que nos sea mas fácil mezclar. NO verteremos esta mezcla sobre los pistachos sino que con la brocha daremos pintadas sobre ellos hasta acabar con la cantidad de mezcla de miel y mantequilla y taparemos con la masa philo preparada para tal fin.
Con un cuchillo cortaremos la masa con cuidado formando rombos, pintaremos de nuevo con mantequilla derretida y hornearemos unos 30-40 minutos.
Mientras prepararemos un almíbar de miel para abrillantar nuestros baklavas y darles un toque de canela.
Ponemos a hervir el agua, el azúcar y la ramita de canela, suavemente durante 7 minutos, añadimos la miel y sin dejar de remover cocemos otros 2 minutos mas.
Una vez sacamos del horno la masa ya doradita la pintamos con el almíbar y dejamos enfriar.
Cuando esté totalmente frío sacamos de la fuente y sobre una tabla de cocina cortamos las porciones y presentamos en una bandeja.
La miel es muy pegajosa y puede que tengamos dificultades para quitarle el papel de horno, no os asustéis, con mucha paciencia id separándolo con los dedos que al final sale y sin romperse.
Preparaos un té verde con unas hojitas de hierbabuena y un par de baklavas y desconectar por unos minutos de la rutina, a disfrutad!!
Podemos hacerlos de cualquier fruto seco, almendras, nueces, avellanas, pasas, dátiles... o combinados.
Incluso mas gruesos, sólamente tenemos que añadir más pisos de masa y frutos secos.
¡¡¡SAJTÉN!!!
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