Nunca antes había escrito un balance anual. ¡Ja! Pero siempre hay una primera vez para todo, ¿no?
Es que, este año ha sido tan especial y diferente en tantos aspectos, que sentía que debía sentarme y escribir unas reflexiones en voz alta y compartirlas contigo. Y también te dejo un vídeo de tomas falsas... ¡para que no sea tan intenso!
Creo que 2016 va a pasar en mi vida como el año del cambio o transformación.
(Casi suena a la historia de la larva que se transforma en mariposa. En fin, no me hagas caso... llevo 8 horas escribiendo y editando vídeos, y estoy un poco delirante ya).Pero, si me pongo en serio, la verdad es que no he vivido un año igual hasta la fecha.
Déjame que empiece por el principio...
Llevaba bastante tiempo que no me encontraba bien.
¿Sabes qué es levantarte por la mañana y querer quedarte nuevamente dormida para que los días transcurran más deprisa?
¿O meterte en la ducha y empezar a llorar sin motivo alguno? (Bueno, motivos los había, claro...)
Pues así estaba yo hace poco más de un año. Es difícil de creer, ¿verdad? Pues es verídico.
Lo estaba pasando mal. Y a veces no tenía ni fuerzas para salir de la cama y vestirme.
Si te soy sincera, creo que estuve al borde de la depresión. O tal vez llegué a deprimirme, no lo sé.
No me reconocía.
Pero es que yo siempre he sido muy inconformista. Y tenía dos opciones:
1)Seguir llorando en la ducha o 2)Darle un cambio de 180 grados a mi vida.
Opté por la segunda opción, más que nada porque sólo tengo 33 años (recién cumplidos) y me negaba a creer que mis días iban a ser así siempre.
Empecé a darle vueltas a la idea de dejar mi trabajo e irme a dar la vuelta al mundo. Necesitaba un cambio de aires.
Siempre he sido un poco radical con las decisiones que tomo en mi vida. Y oye, creo que no me ha ido mal hasta ahora.
Pues eso hice. Ahorré todo lo que pude. Y el 8 de julio de 2016 dejé mi trabajo.
(Aquí es donde en tu mente deberías de estar escuchando el sonido de las matasuegras y panderetas por todo lo alto.)Me embarqué en la mejor aventura. Y aunque decir que un viaje de estas características te cambia la vida tal vez suene a un poco too much ... lo cierto es que ha cambiado MUCHOS aspectos de ella.
Este recorrido por el mundo me ha ayudado a:
1)Valorar el presente y no preocuparme tanto por el mañana, cuando ni siquiera lo tenemos garantizado.
2)Que no me dé un infarto si no todo está bajo control.
3)Creer más en mis instintos.
4)Dejarme llevar y en vez, decir ¿por qué?, cambiarlo por un ¿por qué no?
5)Dejar ir y no aferrarme tanto a las cosas (o personas). Mi nuevo mantra es: Si no vas a aportar nada en mi vida, no te quiero en ella. Punto.
Ya te digo que estoy profunda con este post. Pero, para eso son los balances, ¿no? Para hacer reflexiones y, como he dicho, yo quiero compartirlas contigo.
Y aunque no lo creas, aún hoy sigo aplicando estas lecciones que he aprendido.
A veces cuesta, porque es deshacerte de hábitos que te han acompañado toda la vida. Pero, poco a poco, lo voy consiguiendo.
Me dijo una amiga, hace unos meses, que mi cara transmite paz y espero que esto sea reflejo de cómo me siento por dentro.
Incluso el día de Nochebuena, cuando me acerqué a cenar a casa de una amiga me dijo que me veía iluminada.
No se lo digas a nadie, pero soy pariente de Gusiluz ;-).
En cuanto a los viajes, aquí está el resumen viajero de 2016...
La verdad es que al año no lo pude empezar mejor. El 2 de enero salimos de Tokio con regreso a Los Ángeles.
Lo curioso es que cuando llegamos era 1 de enero. Era como vivir el día de la marmota.
Éste fue mi primer viaje como residente de los EE.UU. y aunque parezca una etupidez, me hizo ilusión que el aduanero me dijera: "Welcome home."
La verdad es que de enero a abril no viajé casi nada. (Estoy mirando mi feed de Instagram para ver si me he dejado algo.)
En abril ya había tomado la decisión firme de dejar mi trabajo en julio, y aunque estaba ahorrando, me fui en una expedición de Jeep 4×4 al desierto de Anza-Borrego. Fue una experiencia increíble conducir una máquina de este calibre, e ir descendiendo cañones con ella, como si de una araña se tratase.
En mayo, me fui a Chicago. Mi antigua compañera de piso vivía en Indianapolis, así que pensé que sería bueno encontrarnos y pasar unos días juntas. Por cierto, Chicago en la primavera es preciosa. Añádelo en tu listas de ciudades de EE.UU.
Las últimas semanas de junio fueron una locura en cuanto a los viajes laborales... Anota: De Los Ángeles me fui a Sacramento, regresé a Los Ángeles y de ahí a San Diego, para volver a Los Ángeles e ir a Phoenix.
Desde luego, me exprimieron hasta la última gota.
En julio volví a casa. Con Lur... una aventura.
El 30 de julio se casó mi amiga Mertxe con Yon :-).
El 31 de julio llegué a Roma y aquí empezó mi odisea por 3 continentes, 12 países, no sé cuántas ciudades y 25 aviones.
La.Mejor.Experiencia.De.Mi.Vida.Estuve viajando hasta finales de septiembre. Aterricé en Madrid y pasé ahí el día con Lore.
La segunda semana de octubre fuimos a Cartagena a visitar a mi familia, a la que no veía (salvo mi prima) desde hacía más de 7 años.
Ah, y también constatamos de que, efectivamente, Teruel existe. Paramos en un área de descanso para comer. Es muy bonito, por cierto.
La tercera semana de octubre me recorrí toda Gipuzkoa y parte de Navarra con Idoia. Es que, el otoño en el norte es muy bonito... ¡y hay que aprovecharlo!
La última semana de octubre mis aitas, Lur y yo nos fuimos a Segovia para asistir a la boda de Laura y Mike. Y aprovechamos para conocer esta preciosa ciudad.
Si no la conoces aún, vete en un puente. Es de lo más bonito que he visto de España. ¡Ah! También fuimos de Castilla-León a Castilla-La Mancha, para conocer los orígenes de parte de la familia de mi ama en Sigüenza.
El 2 de noviembre aterricé en Los Ángeles. Volver con Lur fue otra odisea nuevamente.
La segunda semana de noviembre conocí por fin a mi querida bloguera Karla y su mamá en San Diego.
El segundo fin de semana de noviembre me fui al desierto de Joshua Tree para ver la Súper Luna. (Que no la vi.)
El tercer fin de semana de noviembre llevé a mi amigo Manor otra vez a San Diego.
La última semana de noviembre y principios de diciembre me fui de road trip con Manor. Realizamos el recorrido por la PCH o carretera 1 de California, que bordea toda la costa hasta llegar a San Francisco. De ahí bajamos al parque natural de Sequoia. De ahí fuimos hasta Las Vegas y de ahí, yo que soy muy tozuda, le convencí para conducir 4 horas hasta llegar a Horseshoe Bend, en Arizona. Pasamos, brevemente, por Zion National Park en Utah.
El tercer fin de semana me fui a Denver, Colorado, para conocer la ciudad.
Y ya he llegado al final del año. Me he cansando sólo de escribir todos los sitios que he visitado este 2016 que se acaba.
Pero soy feliz. Cuando viajo soy feliz. Me siento llena.
Aunque no duerma tanto por las noches porque no estoy en mi cama o esté cansada porque, al final, los aeorpuertos son un coñazo y mi ritmo de vida viajero es un poco intenso... Viajando soy feliz y voy a pelear por hacer de este sueño una forma de vida. No sé si como periodista o como fotógrafa o ambas, o no sé cómo, pero encontraré la forma.
Por fin, lo he dicho en alto. Lo he lanzado oficialmente al universo, ¡así que ya no hay vuelta atrás!
Así que, esto es todo lo que ha dado este 2016.
Quiero saber cómo ha sido tu año y qué es lo que más te ha llenado este 2016, que no quiero que esto sea sólo un monólogo. Así que te invito a que dejes un comentario abajo, lo leeré encantada.
¡Espero que tus futuros proyectos, sueños y demás ambiciones se cumplan en 2017!
Un abrazo,
Maider (y Lur, el perro más viajero de Los Ángeles)
P.D.: Ah sí, que te había prometido un vídeo de tomas falsas, ¿no? Aquí lo tienes... Para que veas lo que me cuesta grabar dos minutos de vídeo 😉
[VÍDEO]