Una de las mayores curiosidades al visitar el barrio de Baoshan para ver el Glass Museum, fue observar la cantidad de gente que hacía deporte por sus calles y parques. Grupos de gente de mediana edad corrían sin parar por las aceras, y junto a la parada de metro tenían una improvisada pista de tenis donde jugar, además de otras dos de badminton. Que no se diga que no se practican deportes en China.