Hay pocas cosas en este mundo que me gusten más que pasar las vacaciones en una buena playa. Tumbarme en la arena o mejor aún en una tumbona mientras el sol me acaricia, con el ruido del mar del fondo, es para mí uno de los mayores placeres de esta vida.
Cuando digo buena playa me refiero a una playa con poca o casi nada de gente, arena fina y a poder ser blanca, agua transparente y a poder ser no demasiado fría… en fin, una serie de condicionantes que hacen que la experiencia resulte sublime.
Acabo de volver de Tulum, sureste de México, un paraíso que recomiendo por un montón de razones (zona arqueológica, cultura Maya…) pero sobre todo si lo que se busca es relax total y armonía con la naturaleza.
Sus playas, muchas de ellas vírgenes, son algunas de las más fascinantes de la costa del Caribe.
La arquitectura en Tulum, al contrario que la del resto de la Rivera Maya, es sencilla, lo que demuestra un profundo respeto por el medio ambiente. Y en medio de este oasis entre selva y mar se encuentra BeTulum, un hotel boutique que conjuga a la perfección el lujo con la naturalidad.
El hotel cuenta con 20 exclusivas suites realizadas con materiales autóctonos que se mimetizan con el entorno, con terrazas espaciosas y albercas privadas. La decoración interior busca la belleza y el confort, con muebles de diseño, luminosidad y detalles naturales.
Y es precisamente la mezcla entre confort y sostenibilidad lo que hace que este hotel sea interesante. El cliente que se aloja en este paraíso sabe que tiene un papel fundamental en la conservación del mismo. De ahí que sea él quien decida si quiere cambiar de toallas o apagar el aire acondicionado al salir de la habitación…
La comida también busca este concepto y por ello utiliza productos locales del mar, de su propia huerta… y hasta de las propias palmeras para preparar sobre la marcha una deliciosa piña colada… Su club de playa, a pocos pasos del mar, es el sitio ideal para convertir un día en la playa o bien la noche en una experiencia mágica: alberca, excelentes bebidas, deliciosos platos basados en la cocina mexicana e internacional, camas para los huéspedes, velas, música, cine bajo las estrellas… ¿qué más se puede pedir?
Todo aquí es tan intenso pero a la vez tan sereno como los colores predominantes: el blanco de la arena, el verde de la selva y el azul del increíble mar.
Por todo esto y mucho más que no puedo describir con palabras puedo afirmar que Be Hotels Tulum is the perfect place to be!
Love, Pitita