Being There: Hijo de la televisión

Por Androsmalv

"La vida es un estado mental"
El cineasta estadounidense Hal Ashby, tuvo una carrera corta y llena de contrastes, de desgracias y reconocimientos, que en cierta medida guardaban relación con su vida donde los excesos y a la vez espiritualidad iban de la mano. Este director, que inició como montajista, ganando un Oscar por tal oficio en los años sesenta, y que a inicios de los setenta, tuvo la oportunidad de dirigir su primer largometraje, siendo el punto de partida para dieseis años de las más variadas obras con altibajos, nominaciones, tragedias y enfermedades, que además de influir en su obra hizo reconocible su nombre asociado al humor y la crítica social.

La década de los setenta fue testigo de las mejores obras de este director, que estuvo nominado a mejor director en tres ocasiones, y por las que pasaron los actores más reconocidos de la época, entre ellos el mismo Peter Sellers, quien fue el protagonista de Being There, película de la que vamos a escribir.Con guión del polaco Jerzy Kosinski, el mismo autor de la novela homónima, quien nos introduce en la vida de Chance (Peter Sellers), un ingenuo e ignorante jardinero de mediana edad, que sólo conoce el mundo a través de la televisión; sin embargo con la muerte de su patrón y protector, Chance tendrá que salir al exterior, y sus únicas armas son su elegante traje, su desconocimiento del mundo y la jardinería, y ésto lo llevará a asesorar al hombre más poderoso del país...y al presidente.Esta sátira social, que termina convirtiendo a un completo analfabeta de modales exquisitos y absoluta cordialidad en un político poderoso y casi mesiánico, no sólo es una visión propia del escritor del libro - tan ficcional como el propio Chance-, sino del espíritu de una época, de su superficialidad y de cómo está concebido el poder político en las más altas esferas. El guión, lineal en su concepción y sin un final aparente, no se aleja mucho de la obra adaptada, e igualmente (la película) se alimenta de la crisis económica y social que se vivía en los Estados Unidos; y ésto se refleja en los personajes y en el mismo estilo del largometraje.  Un guión de enredos inteligentes, de improbabilidades bien concebidas, que tienen como fondo el cambio de una época, y el absurdo de la simplicidad, que está, detrás del poder.Con la dirección fotográfica del varias veces nominado a los premios de la Academia Caleb Deschannel, que estructura un desarrollo lumínico sobrio, plano en algunos casos, que sin embargo maneja muy bien los contrastes, tonos y color, a pesar de estar marcados por los oscuros y la dualidad encarnada por el personaje principal y su contraposición. Igualmente Deschannel, va a utilizar los exteriores de Washington, para crear los mejores ambientes, tanto técnicos como estéticos, principalmente en esas secuencias en las que Chance camino directo hacia el horizonte. La música de este largometraje, adaptada por Johnny Mandel, no sólo se basa en ritmos populares de la época (funk) sino en canciones épicas amalgamadas a estos ritmos y estilo (humorístico) del largometraje, música que se va a asociar al mismo personaje de Chance, y sus acciones.Su impecable puesta en escena - además de los puntos anteriores- no sólo está muy bien estructurada desde la producción sino del mismo manejo de los espacios que van confluyendo dentro del metraje, espacios que le van a rendir tributo a la decadencia de los poderosos, y homenaje a ese elemento vital, que va a ser el aparato televisivo, el padre y educador de Chance, de sus ideas, y de la intrascendencia de éste, que cuando el protagonista se ve reflejado o mejor cuando parece en un programa de televisión, su interés será tan corto como las demás imágenes que ve en la misma. Sólida técnica y artísticamente, esta paradoja en clave de humor se irá perfilando por esos vicios de una sociedad apadrinada por la inmediatez y la superficialidad, no sólo de la televisión sino de sus propias estructuras mentales, y estas concepciones van a estar registradas en el imaginario y la colectividad de este andamiaje fílmico.    Eso sí, la película está soportada por el gran papel de Peter Sellers, que no sólo sería su última interpretación sino que tiene cierto "paralelismo" con su misma carrera y estilo de los personajes, que igualmente, está cimentado por unos secundarios de lujo como Shirley McLaine, y principalmente por el papel de Melvyn Douglas, una leyenda del cine, que además recibió un premio de la Academia por esta actuación. Pero el papel de Sellers, es la gran vinculación entre la credibilidad del relato y del mismo personaje, que gira entre le vacío y lo modales, casi de un ente, que finalmente fue la base estructural del trabajo de este comediante.Gran película de un director irregular, que vista por segunda vez se reitera la calidad de la misma, donde también se notan las percepciones que se estaban vislumbrando en ese momento, y que, aunque es obvia la paradoja del personaje de Chance, como "hijo de la televisión", también lo es su aire mesiánico o de ser superdotado por su misma ignorancia, como lo podremos ver años más tarde con el personaje de Forrest Gump, o de tanto otros títulos, donde un personaje con ciertas limitaciones las convierte en su mayor valor, estando más allá del bien y del mal. Igualmente, es de destacar su aspecto técnico, la sobriedad de su puesta en escena, y ante todo la coherencia de un relato, que perfectamente podría haber caído en un absurdo y malogrado chiste de autosuperación. Una película realmente destacable, que lo vale por la actuación de Sellers y por el mismo personaje que desarrolla.Zoom in: El mismo Sellers se ofreció para este papelLa película estuvo nominada principalmente en la categoría de actuación tanto en los Oscar, Bafta entre otros.Los títulos finales - que se pueden ver en el dvd- fueron eliminados en sus presentaciones para las salas de cine.Nominada en Cannes a mejor películaCaleb Deschanel es padre de Zoey y Emily Deschanel, actrices.Sellers murió al año siguiente, y este fue su último papel.Montaje Paralelo: Forrest Gump (1994)