Hace sólo unas semanas he conocido la obra de una joven artista que me ha gustado muchísimo: Belén Rodríguez.
Su obra es francamente difícil de definir, a medio camino entre la pintura y la escultura con una separación tan sútil que a veces es difícil percibir por la libertad en que aborda sus obras.
Pinta y trabaja sus telas para trasladar a ellas objetos encontrados y procesados o formas ya existentes en un juego super delicado.
Las pinturas se presentan de modo tradicional, o sobre bastidores a modo de instalación u objeto, y en muchas ocasiones con intervención en el anverso y reverso, dando una interpretación mucho más amplia a cada una.
Me gustan las realizadas sobre seda, por la delicadeza del material y como sobre ella ha trasladado formas de objetos encontrados en las playa, que tras lavarlos y procesarlos cambian tanto su forma que pierden su identidad.
También, y muy especialmente los lienzos de frutas, tan intensos y vivos en sus colores, desteñidos con lejía, son muy geniales!
Se trata de su primera exposición individual en Madrid, y sin duda me quedo con las ganas de ver mucho más.
Galería Bacilos, Madrid. Hasta el 12 de noviembre.