El meandro de Ranillas es la parte de la ciudad que más ha cambiado. Todo el complejo de la Expo, a orillas del Ebro, se ha integrado en la ciudad cómo un entorno empresarial y de ocio. El Puente del Tercer Milenio, el Pabellón Puente o la Pasarela del Voluntariado, se han unido a las instalaciones que superan el cauce del río. La Torre de Agua es un faro de cristal que azulea las noches de Zaragoza.
Mientras, seguimos con los preciosos rincones de una urbe con más de 2.000 años, fruto de su devenir histórico y arquitectónico. Magníficas obras como La Aljafería, El Pilar, La Magdalena, el Puente de Piedra o La Seo. Sin olvidarnos de la bulliciosa vida nocturna zaragozana, que sorprende al visitante.
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