La belleza física de las personas es el principal motivo para que surja la atracción sexual. Dependiendo de las diferentes culturas y sus variaciones con el tiempo, las formas humanas consideradas bellas pueden cambiar. En el Paleolítico, por ejemplo, las mujeres más bellas eran aquellas que mejor podían alimentar a su prole, es decir, mujeres grandes y con grandes pechos.
En la actualidad, sin embargo, consideramos más bella la delgadez. Sin embargo, los estudios científicos acerca del atractivo sexual han demostrado varios hechos que se repiten en todas las culturas. Empezando por las formas, el ser humano valora la belleza de la simetría. Cuanto más simétrico es un rostro, más bello nos parece, tanto en hombres como en mujeres.
Por otro lado, cuanto más parecido a la media sea un rostro, más atractivo tiene. Esto se ha comprobado mezclando las características de muchos rostros y combinándolas en un, por llamarlo de alguna manera, rostro medio. Cuantos más rostros se mezclan, más bello nos parece el resultado.
Otro sentido muy importante es el olfato, a la hora de decidir si una persona nos resulta atractiva. El olfato es el único sentido que va directamente al córtex cerebral, por lo que es muchísimo más influyente de lo que se suele pensar a la hora de enamorarse.
Pero también, al definirse la belleza como la ausencia de dolor, para los seres humanos también es importante, a la hora de elegir una pareja sexual, cosas como el comportamiento, el conocimiento, la forma de hablar, los gustos compartidos, en definitiva, todo aquello que se denomina belleza interior.