Berlin, Berlin

Publicado el 16 diciembre 2016 por Laia Codina Gasión
(Ya sé, esta entrada está pendiente desde HACE tiempo...)
Berlín nos ha encantado. Es una ciudad muy rica y viva culturalmente. Hay tanto que ver y aprender...
Por problemas logísticos (perdimos el vuelo y dos estancias), sólo estuvimos 4 días. Eso sí, fueron los 4 días más completos e intensos porque pudimos verlo -casi- TODO:
Nos 'cascamos' 3 rutas a pie (6 km el primer día, 12 km el segundo y 8 km el tercer día), nos quemamos (un solano... un calor seco... ¡ni una nube!) y sufrimos los desniveles de los adoquines asesinos (¡qué manía con cambiar de pavimento en todas las salidas de aparcamiento!)

Suelo del mega centro comercial Alexa Shopping Mall

Delante del muro pintado por mi profesor de ilustración Ignasi Blanch en la East Side Gallery

Concierto de pequeño formato a la orilla del río Spree, detrás de la East Side Gallery

Interior del Europa-Center, el primer rascacielos de Berlín en 1965

Los hermanos Grimm retratados en la pinacoteca Altes National Gallerie

Uno de tantos fragmentos de muro esparcidos por la ciudad

Patio interior del Hackescke Höfe, un edificio hermosamente restaurado en el barrio de Scheneunviertel

Rotes Rathaus (Ayuntamiento Rojo)

Gendarmenmarkt, considerada la plaza más bonita de Berlín

Monumento al holocausto, uno de los lugares que más nos impresionó

Escaleras del Marie-Elisabeth-Lüders Haus que dan una 'idea' de la monumentalidad del edificio

Postdamer Platz, un auténtico tesoro de arquitectura contemporánea

Por si fuera poco, el transporte público era bastante caro y viejo (no había aire acondicionado, ni siquiera en los trenes de cercanías) y como tampoco supimos medir bien las distancias (como en Nueva York), nuestros piececitos se resistieron. Menos mal que los pudimos meter en remojo en la fuente de Neptuno de Alexanderplatz.

Spa pedicurero

Pero estamos muy contentos de este viaje express, de todo lo que vimos y aprendimos tras más de 3 años de sequía viajera.
Por supuesto que me encantaría volver pero no en verano, sino en invierno. Lo sé, es un suicidio (ya me han advertido de las bajas temperaturas) pero como friki de la navidad, me muero por ver los mercadillos navideños. Y es que, con las prisas y la agenda tan apretada, ¡me quedé con las ganas de adquirir mi Cascanueces! Y_Y