Hace muy poco, después del fracaso de las selección española en el Mundial de Brasil, se cuestionaba en un blog sobre marketing y autoayuda empresarial, la actitud de la gente para con los jugadores de la selección: “¿ayer eran dioses y hoy son demonios dignos del peor infierno?”. Eso es el fútbol y esto es lo que provocan los Mundiales, que gente de cualquier espectro, profesión y temática hablando de algo que normalmente no consumen ni entienden.
Ya estamos pisando la final. Una vez más y ya van tres, Argentina y Alemania se encuentran en el partido final, el decisivo, el que hace que unos pasen a ser más dioses y los otros seguirán siendo lo que son… una máquina engrasada y casi perfecta.
El fuego sagrado se enciende el domingo y mirando, hipnóticos y casi ausentes estaremos millones de personas alrededor de todo mundo. Pero habrá unos pocos millones que tendrán una mirada especial. Solo unos pocos esperamos que de ese fuego sagrado salgan chispas mágicas, de esas que todos ven pero solos unos pocos millones de descerebrados amantes de este arte irracional, nos emocionamos y transformamos a unos simples mortales en héroes mitológicos.
Esto es fútbol; el resto es el día a día, la vida real, la misma que seguirán los germanos el lunes. Para nosotros el lunes será mitológico.
Éxitos!