En el hospital de campaña de Ifema han creado una biblioteca con donaciones de libros de particulares y empresas. Empezó como un carrito con ruedas y ya van más de cinco estanterías dedicadas a soñar a través de las historias de otros para olvidarse un poquito de las propias. Y como nada funciona solos, la emoción la ponen los voluntarios que se hacen cargo de ellas, los que recogen libro en las casas para Ifema, los pacientes que tímidamente se acercan y la óptica que donó gafas de lectura para que no ver bien o haber salido de casa si ellas cuando todo esto empezó, no sea un problema.
Cuando se pone el corazón en lo que se hace, surgen cosas tan bonitas como la Biblioteca Resistiré, un punto de lectura creado sobre la marcha por #sanitarios del #HospitalIfema para mejorar la calidad de vida de los pacientes de #COVIDー19 allí ingresados #GraciasMadrid pic.twitter.com/O9tQfKFoN4
— Emergencias Madrid (@EmergenciasMad) April 5, 2020
Hay iniciativas no esenciales que son a la vez la esencia de la vida: la lectura como forma de colaborar, como viaje de los que no pueden tomar el tren, como humanización del tiempo de los enfermos, gracias por emocionar con una noticia así.