Eddy Merckx
La bicicleta como temática del cine pero alejada de lo deportivo, habitualmente se convierte en el dispositivo que refleja las condiciones más decadentes, arbitarias y erráticas de una sociedad; cine con un tono pesimista, con ciertos aires de denuncia, que recurre a la metafóra de la bicicleta, como sacrificio y sufrimiento para alcanzar cierta meta, como hemos visto en el clásico del neorrealismo El Ladrón de Bicicletas (1948), La Bicicleta Verde (2012) o hasta en el Niño y la Bicicleta de los Hermanos Dardenne; sin embargo es la obra del iraní Mohsen Makhmalbaf, la que mejor asume esa idea de una bicicleta - y su pasajero- como reflejo de la sociedad afgana, donde la corrupción, el poder, la pobreza y sobre todo la opresión, son protagonistas. Makhmalbaf, uno de los grandes representantes de la nueva ola iraní, de forma cruda pero con cierta poesía nos acerca a la historia de Nasim, un refugiado -pobre- afgano en Paquistán, que para poder pagar la cuenta hospitalaria de su esposa enferma tendrá que rodar y sostenerse en circulos en su bicicleta durante 10 dias con sus noches; sus apostadores, empresarios, médicos y una parte de la población se aprovecharán del sufrimiento de Nasim.
Con guión de Makhmalbaf, que alude a una anecdota de su infancia, y a los conflictos internos que se vivían no sólo en Irán o Afganistán sino con gran parte de los refugiados para ese momento, tema que va a ser recurrente en su filmografía.
La bicicleta como dispostivo de denuncia
El cine iraní, denominado de la nueva ola, fue uno donde el contenido - principalmente el político o activista- estaba por encima de la forma, sin restarle a la técnica y menos a lo artistico, porque la sencillez de las imagenes o sus planos secuencia, ausencia de música o de grandes artilugios, también tenía una razón sería de ser, desligarse de los cines hegemónicos: Hollywood y el bollywoodense, con una carga importante de esa poesía de lo mínimo; luz, mayoritariamente natural, de pocos planos y narrativa pausada, que nos adentra en el reto de Nasim, su hijo y esposa, y quienes se quiere aprovechar de su naturaleza y necesidad.
En este caso la bicicleta se vuelve una excusa, narrativa y técnica, para mostrarnos a una sociedad, y una forma de hacer cine, donde los detalles, los pequeños momentos cargados de poesía, también se ven reflejados en lo fotografico: cabe destacar la secuencias donde la bicicleta entra a contraluz, el inicio de la obra, y los momentos de relación padre e hijo sobre la bicicleta.Con una narrativa circular, emulando un poco el mismo movimiento de la bicicleta, el director iraní y su grupo de trabajo, ponen en evidencia el cómo funciona una sociedad corrupta, y a la vez, como la esperanza es el único motor para el cambio, tal vez no de una sociedad, sino para unos pocos como Nasim, que sólo desea darle comodidad a su familia.Zoom in: Ganadora en varios festivales internacionales, y el punto de partida y reconocimiento para este director. Montaje Paralelo: Ciclismo - Refugiados