Sin duda este nuevo descubrimiento, publicado en la revista Nature el día 7 de Enero ha sido un auténtico regalo para la humanidad. Los antibióticos son obtenidos de los propios microorganismos como mecanismo de defensa a la hora de competir por los nutrientes. Pensad, que a diferencia de otros seres vivos más complejos, el único mecanismo que tiene una bacteria para evitar que otra de otra especie le robe la “comida” son las armas químicas que es capaz de difundir a su alrededor, evitando así el crecimiento de especies competidoras. Nosotros hemos usado desde el descubrimiento de la penicilina, este tipo de sustancias para tratar enfermedades cuya etiología se debe a una bacteria. La búsqueda de dichas substancias se realiza a base de coger muestras del medio ambiente, aislar los microorganismos que crecen en él en condiciones de laboratorio y ensayar si producen algún tipo de substancia antibiótica. El problema es que se estima que el 99% de las bacterias existentes no han sido capaces de ser cultivadas en el laboratorio, y ese 1% que sí ha logrado crecerse ya ha sido ensayado en búsqueda de antibióticos y no se ha encontrado nada, esto explica la escasez de descubrimientos en los últimos años.
Por tanto la clave está en el desarrollo de nuevos métodos de cultivo y medios de laboratorio dónde se puedan cultivar esas bacterias que hasta ahora no se han podido crecer en el laboratorio, ya que es probable que muchas de ellas produzcan antibióticos de alto valor para nosotros.
Entre todas las muestras ensayadas se identificó una que dio actividad contra Staphylococcus aureus (causante de muchas patologías y resistente a penicilina y derivados). Esta nueva bacteria, a través del análisis del DNA ribosómico 16s ha sido clasificada como una bacteria Gram negativa perteneciente a un nuevo género, llamado Aquabacteria y ha recibido el nombre provisional de Eleftheria terrae. El antibiótico ha sido analizado estructuralmente y ha sido clasificado como un depsipéptido, un derivado pesticida cuyos aminoácidos presentan modificaciones y otras moléculas como la enduracidina o la metilphenil alanina.
Esta nueva sustancia ha demostrado ser eficacia frente a bacterias patógenas Gram positivas, incluyendo muchas que en la actualidad son resistentes a antibióticos, siendo las más destacados Bacillus anthracis (el famoso Antrax), o Clostridium difficile. El efecto antibiótico de dicha molécula se debe a la capacidad de inhibir la síntesis de la pared celular al unirse a precursores del peptidoglicano y del ácido teicóico, componentes claves en la pared bacteriana.
Se trata sin duda de una gran noticia, supongo que en breve empezaran a hacerse las pruebas farmacogenéticas y farmacocinéticas de dicho antibiótico, primero en animales y después en humanos, porque recordad que aunque el antibiótico haya sido descubierto desconocemos qué efectos puede tener sobre el ser humano, cómo se metaboliza, como se elimina y cuáles son las dosis…todavía queda mucho por hacer hasta verlo en el mercado.
Ling, Schneider, Peoples, Spoering, Engels, Conlon, Mueller, Schaberle, Hughes, Epstein, Jones, Lazarides, Steadman, Cohen, Felix, Fetterman, Millett, Nitti, Zullo, Chen & Lewis. 2015. A new antibiotic kills pathogens without detectable resistance. Nature. http://dx.doi.org/10.1038/nature14098