Bilbao

Publicado el 02 agosto 2010 por Carla10

La  ciudad de Bilbao estuvo a punto de verme nacer, pero cumpliendo al pie de la letra el famoso dicho aquel que los de Bilbao nacemos donde nos da la gana, el destino y probablemente también el vaivén del tren, hicieron que mi madre prefiriera asegurarse un hospital en Valladolid, que parir en la butaca de un coche cama.  Según me dijeron cuando era pequeña RENFE me hubiera asegurado billetes gratis el resto de mi vida. A cambio vine al mundo en otra bella ciudad en el corazón de Castilla. Tres días después de aquel 3 de enero de 1969 llegaba a Bilbao por primera vez y los primeros recuerdos son de paseos por el Campo de Volantín, viendo subir y bajar la marea de la ría. Aprendí a comprar en el mercado del Ensanche y a vender en la Pastelería Arrese, propiedad de mi abuela y una de las mejores de la ciudad. En Arrese pasaba las tardes y luego le daba el parte de ventas a mi abuela. La Gran Vía de Bilbao siempre me fascinó. Su nombre es Calle de Don Diego López de Haro, fundador de la ciudad en el año 1300, pero es más conocida como la Gran Vía, la más emblemática y transitada por los bilbaínos. En el número 24 se encuentra desde 1925 Arrese y mis mejores recuerdos de infancia están escondidos entre baldas de pasteles, obradores y cajas registradoras de aquellas antiguas y tan bonitas. A Bilbao viajo siempre que puedo, cualquier excusa es buena, y he podido ver cómo la ciudad ha ganado en todo. Los edificios de la Gran Vía siempre fueron bellos y esbeltos, pero el tono negruzco que caracterizó los paseos de mi infancia es ahora luminoso y destaca la belleza de una arquitectura rica y elegante.

El casco viejo de Bilbao, o las Siete Calles, es otra zona de la ciudad que merece la pena recorrer sin rumbo. En la Calle Correo nº 3 se encuentra la zapatería La Palma. Creo La Palma tiene parte de culpa de mi pasión por los zapatos. Si en La Palma no encuentras lo que buscas, es que no existe. En la Calle del El Perro se encuentra uno de mis restaurantes favoritos, RíoOja. Rico Bacalao al pilpil, gambas a la plancha y txacoli. Si buscamos tapas y pinchos, en la Plaza Nueva hay varios bares especializados, mis favoritos, los dos Victor, a secas o Victor Montes. Este último otro emblema de la ciudad. Sin embargo en la zona comercial de la Gran Vía, también podemos parar en el Estoril, en El Globo o en La Viña, junto a la Diputación. Y los sesos rebozados del Monterrey tampoco pueden ser olvidados. Y si paseamos por las Siete Calles hay que ir a la pequeña Plaza de Santiago y visitar la Catedral del Apóstol. La plaza ha sido recientemente restaurada y sus edificios robarán varias fotografías de nuestras cámaras.

La ría Nervión cruza la ciudad para recordarnos que muy cerca está el mar y que en un tiempo, fue una de las zonas industriales más importantes de España. Ahora el esplendor de la ría viene enmarcado en placas de Titanio. El Museo Guggenheim transformó Bilbao hace doce años, no sin muchas críticas que a la larga han sido olvidadas. En éste viaje he querido recorrerla junto a  mi hijo Tirso y mi sobrino, en el BilboBoat, un barquito que te pasea por la ría durante una hora. Muy recomendable sobre todo si el tiempo acompaña. Durante el paseo uno puede disfrutar de los varios puentes de la ciudad, de las viejas casas de la ría que poco a poco están siendo restauradas y comprender porque hubo un tiempo en que la industria astillera de Bilbao fue tan importante. Pero la ría tienes muchas otras buenas vistas como las de El Ayuntamiento junto al puente y la obra de Jorge Oteiza, el Teatro Arriaga en el puente del Arenal, o los Puentes de La Salve, el de San Antón o el famoso y también cuestionado Zubi Zuri, obra de Calatrava y también cuestionado en su tiempo. el último en construir es el de el Padre Arrupe. Y a las afueras nos espera otro de los grandes, el Puente Colgante de Portugalete. Y para cenar mi favorito en la comarca, el Karola en el corazón de Algorta.

Junto al Museo Guggenheim hay un enorme parque infantil, el lugar favorito de mis hijos. El otro día un grupo de Jazz tocaba música, mientras yo empezaba mis vacaciones con una caña, mientras los niños jugaban y se entretenían en el parque. Dentro del Museo podemos disfrutar de una exposición del artista indio Anish Kapoor. Pero dos de sus grandes esculturas han sido ubicadas en el Exterior del Museo y pueden ser fotografíadas por los curiosos transeúntes que buscamos los reflejos del día y de la noche en las obras de Kapoor. Si el Guggenheim es conocido, no menos el Museo de Bellas Artes, que siempre ofrece exposiciones interesantes para los amantes del arte.

El famoso perro de flores Puppy, es otro de los favoritos de grandes y pequeños. Bilbao tiene mucho por ver, pasear y descubrir. Es una bellísima ciudad que ofrece espectáculo, cultura, gastronomía y diversión.

Ju