Las tres películas mencionadas al final de la anterior editorial conforman la trilogía de la vida, en ella Russ demuestra un interés creciente por la comedia de costumbres unido a una cada vez más acentuada estética cercana a los cómics. Los films están rodados en vivos colores, el erotismo campa a sus anchas y los personajes se mueven en las constantes ya conocidas y recurrentes en el cine del realizador. A finales de los 60 sus películas funcionan muy bien económicamente, paralelamente la aparición de las primeras películas porno provoca una autentica controversia en los circuitos profesionales, ya que los limites a respetar o superar cada vez son más difusos. Russ, ni corto ni perezoso, se descuelga con Vixen (1969), rodada en California en seis semanas con la inestimable ayuda de la actriz Erica Gavin. La película pronto se convierte en un fenómeno de masas. Descaradamente sexual el film muestra sin tapujos diferentes escenas más o menos explicitas y sin quererlo la película se convierte en la primera muestra de cine softcore tal como lo entendemos actualmente. Los platos servidos son provocadores: adulterio, temática interracial, comunismo, intercambio de parejas o lesbianismo son puestos en escena con la precisión de un cirujano, se nota que Meyer se los está pasando en grande y consigue que la película respire por sí misma y tenga vida propia. El éxito de taquilla fue abrumador y a los pocos meses ya llevaba recaudados la increíble cantidad de siete millones de dólares, por supuesto este éxito no pasa desapercibido para los organismos oficiales y el director se ve envuelto en una gran cantidad de juicios, llegando incluso a la corte suprema, una batalla legal que duraría bastante tiempo pero que no desanimaría a nuestro amigo, pues en poco tiempo ya está preparando su nueva película Cherry, Harry & Raquel (1969).
Poco después recibiría una oferta desde Inglaterra, dirigir una película protagonizada por los Sex Pistols titulada Who Killed Bambi?, el encuentro entre dos mundos tan diferentes seguro que hubiera incendiado plateas por todo el planeta tierra, pero desencuentros con el presupuesto y diferencias de criterio dan al traste con el proyecto, lastima. Años después Julian Temple realiza el proyecto re-titulado The Great Rock & Roll Swindle, una pequeña muestra de lo que pudo haber sido esa obra en su idea original.
A partir de ese momento nuestro protagonista se dedica a dirigir con mano de hierro las ediciones en video de sus películas, a recibir homenajes y a pensar en diferentes proyectos que nunca verían la luz. Su última película fue Pandora Peaks (2001), no he tenido el gusto de verla todavía, por lo que, si se me permite, pasare de puntillas por ella.
Me gustaría recomendar el libro editado por Midons en el año 1995 titulado Meyerama y escrito por Pedro Calleja, lectura necesaria para entender en toda su profundidad el universo Meyer. Por mí parte voy a visionar por enésima vez Faster Pussycat, no hay que perder las buenas costumbres. Saludos!!