"La actuación es la agonía feliz." Jean Paul Sartre
Gracias al blog Soy Cinefanatico, se tuvo la oportunidad de ver el preestreeno de la última y aclamada película de Alejandro González Iñarritu, Birdman.Alejandro González Iñarritu ha sido considerado como uno de los más influyentes cineastas mexicanos contemporáneos; desde su primera película Amores Perros, ha recibido diversos premios, nominaciones, así mismo, el aval del público y crítica que se ha mantenido en sus demás trabajos; son cinco películas, que desde el año 2000 ha venido estructurando en un estilo y huella fílmica definida, pasando por diversos festivales, mostrando tanto sus capacidades narrativas como su acercamiento con el público. Iñarritu, que más que cineasta, ha sido un hombre ligado a los medios, encontró en los guiones de Guillermo Arriaga, de sus propias experiencias y de la realidad de su país, elementos fundamentales para expresarse a través del cine; aunque ligado inicialmente a la publicidad y la televisión, el gran amor de este mexicano, es la música, la radio y los componentes sonoros, que van a ser de gran importancia en su obra, y prueba de ésto, fue su cortometraje del 9/11, en donde una pantalla en negro era "sacudida" por una serie de sonidos y ruidos acontecidos en esa fatídica fecha, igualmente la realidad social de México y del mundo, son fielmente retratados por este director, que asume la tragedia, como un factor decisivo de su filmografía. Junto a Carlos Reygadas y Alfonso Cuarón, este hombre nacido en la capital mexicana, han puesto al cine de ese país - de diversas formas y estilos- como uno de los más importantes, innovadores y funcionales de la cinematografía mundial. Iñarritu, que se ha adaptado al igual que Cuarón, al ambiente holywoodense, sigue buscando en sus obras una expresión propia y una manifestación crítica de su entorno y de su mismo trabajo. En los últimos años, con un nuevo equipo de trabajo, principalmente guionistas, Iñarritu ha ido solidificando más que un estilo - que de todas maneras es reconocible-, un lenguaje propio, donde profundiza, en el alma humana. Birdman, su última obra, es una mezcla de estos elementos, y a la vez un nuevo camino y grata sorpresa en su filmografía llena de desazón, desesperanza, martirizados personajes y una tristeza, que parecía ser su sello de identidad. Y la película que vamos a reseñar a continuación.
Escrita por Iñarritu en conjunto con Armando Bo (nieto del cineasta argentino del mismo nombre) y Nicolas Giacobone, guionistas que ya habían colaborado con éste en Biutiful, a los que se suma, Alexander Dilenaris, lo cuales además de escribir, producen este trabajo, que es el retrato de la decadencia de un actor (o de la actuación misma), su entorno, el ego, la crítica, y ante todo, el arquetipo de la fama, ese camino repleto de dudas, frustraciones, complejidades y dudas, que se reflejan perfectamente en nuestro personaje principal.
Birdman, fue un icónico superhéroe, que hizo celebre a Riggan Thompson (Michael Keaton), sin embargo éste, intentando alejarse de ese papel, -y encasillamiento-, lleva varios meses montando una obra en Broadway, específicamente una adaptación de Raymond Carver. En los días previos a su estreno, veremos no sólo la cara más humana de Thompson sino de varios personajes entorno a éste, sus "demonios internos", que en este caso, es el retirado superhéroe; sus confusiones entre realidad, fantasía, y un intento por recuperar, más que su pasado, a su propia familia. El argumento centrado en las pericias, contradicciones y confusiones que giran alrededor de este teatro - el cual se termina convirtiendo en otro personaje, junto a la misma ciudad de Nueva York-, también se muestra, como un punto de inflexión sobre la misma dramaturgia, ya no sólo en un escenario sino de la vida misma.Con un director de fotografía que se ha hecho habitual en los Oscar, -y demás festivales-, dándole un nuevo y muy estilizado sentido a la cámara en mano y cine digital, como es el trabajo del mexicano Emmanuel Lubezki, cinematógrafo habitual de Alfonso Cuarón, y uno de los más solicitados por grandes directores, por gran manejo del color, sus impresionantes y muy bien trabajados planos secuencias, el manejo de la luz natural, y su pericia tanto técnica como estética, como la probado en lo últimos años. Birdman, no sólo confirma estas cualidades sino que reta a este operador, a generar unos muy inteligentes espacios de rodaje, apropiarse de la luz que tiene a su alrededor, y en este caso - como también lo hizo con Tree of Life o la misma Children of men- hacer del plano secuencia y de la elipsis - ya no como montaje sino parte de su mismo trabajo fotográfico- todo un derroche de creatividad, estilo y talento.
Igualmente debemos destacar, la criticada pero muy bien estructurada música del baterista mexicano Antonio Sánchez, que más que un elemento distractor, como algunos señalan, es una acción dramática, que perfectamente se puede ligar a una sinfonía de decadencia; los sonidos de la bateria de este músico de jazz, son golpes que afectan tanto en lo narrativo como en lo emocional, enganchándose con los mismos diálogos, acciones, y la puesta en escena.A pesar de los planos secuencia, y de ser una película relativamente lineal, tiene un gran trabajo de montaje por parte de Douglas Crise y Stephen Mirrione, sin dejar de lado, un logrado trabajo de posproducción (efectos especiales). Con una ambientación, más bien sobria y de pocos elementos, cabe destacar al mismo teatro en el que están ubicados, junto a esa terraza, donde Mike Shiner (Edward Norton) sale a fumar y la hija de Thompson (Emma Stone), a mirar esa ciudad que parece devorarse los sueños de estos personajes. No podemos dejar de lado, el gran trabajo de maquillaje, el mismo disfraz de Birdman, y el aspecto de Keaton, reflejando sus angustias, miedos y la zozbra frente al fracaso.Aunque es cierto que la película está centrada en la actuación de Michael Keaton, son destacables las interpretaciones de Edward Norton, de la misma Naomi Watts y de Emma Stone, quienes van a ser el soporte a la locura de este actor, que no sólo vuelve al punto más alto de su carrera con este papel, sino que en cierta forma, tiene matices con su propia carrera, que parecía estar estancada en un sólo papel - como el Batman de Burton-.Ya específicamente hablando de la actuación de Keaton, cabe destacar su adusta actitud, que contrasta con su errática mirada, movimientos e inseguridades, que se van haciendo más palpables, con el estreno de la obra; es notable como éste logra asimilar todas las actitudes y complejidades, que no sólo están presentes en sus actos sino en su mismo entorno, un espacio reducido espacio, lleno de recovecos, falsedades, luces y sombras, que ne cierta forma, reflejan el estado mismo de este personaje; de todas maneras, Edward Norton, en ciertas partes llega a opacar al propio Keaton, tanto por su interpretación como por el mismo desarrollo de su personaje, un actor teatral tan egocéntrico, extraño y prepotente, que sólo vive a través del escenario. Esa rivalidad, que va estar en gran parte del metraje, saca lo mejor de estos actores, poniéndose a prueba física y mentalmente. Sin embargo, la premisa es obvia, y el que se lleva el reconocimiento es Keaton, quien se lleva el gran peso dramático de esta obra.