Ella creyó firmemente, desde el primer momento que era “su príncipe” vikingo, de frias y lejanas tierras… quién sabe, quizás fuese el hijo de Odin, Baldr, dios de la belleza y la inteligencia, llegado a las tierras malagueñas, en busca del calor, del Sol o de una belleza malagueña.
Y la encontró, ella, alta, esbelta, de grandes y profundos ojos negros, de amplia y maravillosa sonrisa, una andaluza propia para modelo del genial Julio Romero de Torres….llena de vida, de alegría con toda la gracia y el salero de las mujeres de ésta tierra. Se enamoraron y desde la cálida Málaga al gélido Báltico, ella siguió a Magnus, a un futuro con ilusión pero incierto en tierra extranjera, aprendiendo y comprendiendo los resortes de un país del que apenas conocía; a un lugar donde la mayor parte del año el gris predomina, la luz escasea, enfrentándose por amor a acusadas diferencias: lengua, costumbres, modo de vida….y lejos de sus raíces, de su gente, de la mar, de los días soleados y de cielos azules.
Con aquella ilusión, con ése gran amor…..me llamó:¡¡ En menos de un mes vuelvo, prepárame todo para la boda, vamos sólo a casarnos y en dos o tres días volvemos a Suecia !! …¡¡ Lo hice, no sé como….lo conseguí, tuve que mover “Roma con Santiago” y se casaron en el Ayuntamiento del Rincon de la Victoria !! en una ceremonia preciosa y emotiva, derrocharon simpatía y amor……
Con el paso de los años…..ella quiso volver, las eternas noches de invierno, crudamente frias, terriblemente largas de algunas meses contrastaban con aquellos días cuando la luz no desaparece del cielo ni siquiera de noche y la soledad, aquella soledad que sentía durante largos, larguísimos periodos….minando en su corazón una sensación de eternidad. Una época que en su alma anidaba al mismo tiempo el amor, el desamor y el desengaño.
Pero aquella fuerza de mujer, le dio alas y consiguió volar y volvió sola al calor de su tierra, a la misma orillita de la mar, ése mar azul….con el fruto de aquella unión, su hija, con su verdadero amor, con su princesa….con Ingrid.
Una gran historia que contar de una mujer que supo salir adelante, resurgir con fuerza, trabajadora, luchadora, malagueña…..mi prima Toñi.
A ella y a Ingrid, les dedico ésta entrada, de ellas me acordaba mientras preparaba la receta, un delicioso coctel, por todos conocido, el famoso bloody mary con el acompañamiento de unos mejillones, al ver que el vodka era sueco, el rojo del tomate….el color del amor, de la pasión y por qué no el color de la sangre, ésos lazos de sangre que me une a ellas.
Toñi es mi prima más pequeña, aunque a veces la considero como si fuese mi hermana pequeña. Por y para ellas, con todo mi (nuestro) cariño siempre.
Por cierto…¿Saben cual es el origen de éste coctel, uno de los más famosos de todos los tiempos?.......les cuento:
Corría el año 1921, con la aparición del primer zumo de tomates envasado nació éste coctel, en el Harry´s New York, un bar de Paris ubicado en las cercanías de la Ópera de Paris era y sigue siendo uno de los centros de reunión de norteamericanos; entre su clientela, personajes tan célebres como Ernest Hemingway o George Gershwin, quien compuso gran parte de "Un americano en Paris" en el piano de este bar, para descontento de la clientela que, debido a las cacofonías, solicitaba que se afinara el instrumento.
Existen diferentes leyendas para el origen de su nombre; contrariamente a lo que muchos creen, el Bloody Mary no lleva ese nombre por la reina María Tudor de Inglaterra, apodada "Bloody Mary" o "María Sangrienta" por restaurar el catolicismo en ese país deshaciéndose de sus opositores de manera cruel, sino que el creador del cóctel parece haberle dado el nombre cuando un cliente americano le comentó que el mismo le recordaba a Mary, una señorita que frecuentaba el Bucket of Blood Club de Chicago.
Curiosamente, pese a haber tenido su origen en Paris y que su creador, Pete Petiot, era francés, el Bloody Mary no tuvo mucho éxito en Francia.
Una vez finalizada la "ley seca" en los Estados Unidos, en el año 1934, Pete Petiot se trasladó a Nueva York donde continuó perfeccionando el Bloody Mary en el King Cole Bar del hotel St. Regis. Como el nombre le pareció un poco desafortunado, Petiot lo cambió por el de "Red Snapper"; sin embargo la leyenda ya había sido creada y, hasta el día de hoy, prevaleció el nombre de "Bloody Mary"
¿Cómo lo hice? Con un vodka sueco....
Ingredientes para dos personas:2 tomates maduros, una copa de vodka, 2 gotas de tabasco, una cucharadita pequeña de salsa Worcerstershire (salsa inglesa que se puede comprar en cualquier supermercado), cuatro cucharadas de zumo de limón, sal y pimienta. Seis mejillones al natural (los que he usado son en conservas) y dos tomates cherry.
Los pasos a seguir:
Pelar y triturar los tomates, colarlos a fin de que no caigan las semillas.En un cuenco ir añadiendo el resto de los ingredientes, remover bien y mantener en el frigorífico durante el tiempo que sea necesario para servir bien frio.Ensartar el tomate cherry junto con los mejillones en un palillo y colocarlos en la copa después de rellenarla con el bloody mary.
¡¡ Disfruténlo…está sencillamente delicioso !!