Bocaditos de morcilla

Por Aixadalias


Hay costumbres que se van perdiendo; ayer comentabamos con la familia los recuerdos de la infancia, el juego en la calle, las rodillas rotas, los tacones hechos con unas latas vacías de pintura y unas cuerdas, las casitas pintadas con un trozo de yeso en mitad de la calle, las picaduras de avispas por rotura de avisperos jejej, y una de las cosas que recordábamos de niños eran las matanzas.
Antiguamente en los pueblos casi toda la gente tenía un corral en la casa, allí se criaban conejos, gallinas y cerdos, y alguno también tenía una cabra...eso garantizaba carne, huevos y leche en tiempos muy difíciles, y además servía para destruir los restos de las cosechas o de los propios desechos de las casas.
De aquellos tiempos aún queda un vestigio en los pueblos, y aunque ya no se hace la matanza como antiguamente en medio de la calle, se sigue teniendo el corral (ahora ya no está en las casas sino junto a los cortijos de labor) y es mucha la gente que tiene sus animales para el abastecimiento de la casa, yo solo tengo gallinas, somos incapaces de tener conejos (no podría matarlos luego) y me pasa lo mismo con los cerdos.
En Noviembre y Diciembre,en mi pueblo se hace la matanza, y hay mucha gente que sigue haciéndola como antaño, criando sus propios cerdos, reuniendo a toda la familia para colaborar en un trabajo bastante intenso, troceando la carne, preparando los embutidos y la famosa "fritaílla de asadura".
Para preparar los embutidos se siguen utilizando las recetas de nuestros mayores y se sigue preparando el "testamento", curioso nombre no? pues el testamento es todo lo que se necesita para hacer la matanza....las tripas, las cebollas, la sal y las especias que se van a utilizar...
Todo ésto lo cuento porque me han regalado morcilla....si...una morcilla exquisita de la que ya os he hablado en otras ocasiones, hace poco en una receta parecida a la de hoy Tartaletas de morcilla y huevos de codorniz y es que la morcilla y los huevos fritos son una mezcla exquisita.

INGREDIENTES
Para unas 30 bolitas de 2 cm. de diámetro aproximadamente
Un rosco de morcilla de cebolla de unos 300 gr.
aceite de oliva
Salsa bechamel
2 cucharadas soperas de mantequilla (50 gr.)
3 cucharadas rasas de harina (60-70 gr.)
750-800 ml. de leche
Para rebozar
2 huevos
pan rallado
Para acompañar:
huevos de codorniz
patatas
semillas de sesamo negro
ELABORACIÓN
Preparamos la salsa bechamel de la siguiente manera: colocamos una sartén profunda y ancha en el fuego y añadimos la mantequilla dejándola que se derrita suavemente, añadimos la harina y removemos con unas varillas para que se impregne de la mantequilla y empezamos a añadir leche, un cucharón cada vez y sin dejar de remover con las varillas a fuego medio, añadiendo leche hasta terminarla y sin dejar de remover. La bechamel tiene que quedar espesa como para croquetas, por lo que es conveniente que no dejemos de removerla hasta que se despegue ligeramente de las paredes de la sartén, una vez que está en ese punto añadimos la morcilla desmenuzada sin la piel y la ligamos con la salsa. Dejamos enfriar.
Una vez que la masa está fría hacemos bolitas con las manos, las rebozamos en los huevos batidos y las pasamos por el pan rallado y volvemos a repetir la operación (así nos quedará una capa muy crujiente). Reservamos las bolitas.
Cortamos las patatas en láminas muy finas y luego las recortamos con un cortador redondo, las freímos en abundante aceite y las vamos sacando a papel absorbente, seguidamente freímos las bolitas de morcilla y las ponemos también en papel absorbente.
En una sartén freímos los huevos de codorniz.
Montamos los aperitivos poniendo una rodaja de patata frita, salpicamos con sésamo negro y ponemos una bolita y un huevo de codorniz encima, los pinchamos con brochetas decorativas y lo servimos caliente.
***Se puede sustituir la patata frita por una rodaja de pan de pueblo tostada.
***La bechamel es una salsa que a mucha gente le hace grumos, hay muchas personas que confiesan que nunca les sale bien y realmente no tiene ningún secreto, solo hay que tener en cuenta que la harina se debe mojar con la mantequilla y dejar cocinar un poco sin que llegue a quemarse, y luego ir añadiendo la leche poco a poco y sin dejar de remover "con varillas" , destaco las varillas porque son muy recomendables para ésta preparación, nos quitan trabajo a la hora de mover e integran muy bien la salsa.  Otra cuestión es la consistencia de ésta, no es igual para una lasaña que para unas croquetas, la cantidad de leche es la que nos va a dar la consistencia deseada, pero podemos hacela más consistente si la cocinamos mucho, es decir, va a ir evaporando el líquido y haciéndose cada vez más espesa.