En este post quiero mostraros lo positivo de las bodas en temporada baja, es decir, en otoño/invierno o de domingo a viernes, pero también lo negativo, para que valoréis qué os interesa más.
Comenzamos...
Las ventajas son bien conocidas:
- Es la temporada ideal para ahorrar en el presupuesto, porque los precios de los proveedores son más ajustados y están más receptivos a la negociación. Es la ley del mercado, a menor demanda, mayor (y mejor oferta).
- Es más fácil encontrar fechas libres para celebrar la ceremonia y la recepción. Esto facilita mucho las cosas, sobre todo si ambos queréis un lugar muy concreto. Esto os da libertad para elegir la fecha que mejor os convenga: porque es un día relevante para vosotros (cuando os conocisteis o cuando se casaron vuestros padres, por ejemplo), porque os conviene por temas laborales o personales, etc.
Los proveedores se suelen esmerar más en temporada baja
- La atención al cliente que brindan los proveedores suele ser de mayor calidad, porque no están tan saturados como en la temporada clásica de bodas.
- Los invitados podrán asistir con más ganas y menos problemas de agenda. En temporada alta de BBC (bodas, bautizos y comuniones) los compromisos se acumulan y, bien por problemas de agenda, bien por falta de presupuesto, hay muchos asistentes que se caen de la lista. En otoño e invierno es más fácil que se apunten a vuestra boda con ilusión.
La luz en otoño e invierno es ideal para las fotos
- El escenario que ofrece la naturaleza en esa temporada es espectacular, por su colores y características (luz tenue, lluvia, bruma...) y porque es una temática en sí misma, no hace falta más para darle personalidad a la boda.
- La decoración ofrece un gran abanico de posibilidad, pudiendo incluir elementos naturales. Además, es más cálida y acogedora, más intimista.
- Permite la posibilidad de utilizar complementos de novia realmente encantadores: capas, estolas, chaquetas, abrigos, guantes, mangas largas...
- El novio y el resto de los invitados masculinos estarán encantados, porque llevar traje en otoño o invierno es mucho más llevadero que en pleno verano.
- Comenzando por la definición de temporada baja. Hay quien asegura que es de mayo a octubre, pero la realidad es que cada vez se amplía más ese plazo.
- Si creéis que vais a ser originales por tener una boda en temporada baja, siento decepcionarte, porque ya no es así. Son cada vez más frecuentes (palabra de wedding planner), sobre todo porque se ha repetido hasta la saciedad la cantidad de ventajas que tienen y eso tiene efecto llamada en las parejas que se van a casar.
- Si la boda se celebra en día de diario, incluso si se trata de un viernes, dificulta la asistencia de los invitados. Si es de lunes a jueves, echa para atrás porque al día siguiente hay que ir a trabajar y no conviene trasnochar. Si es un viernes, lo que puede complicar que vayan a la boda es el cansancio acumulado de la semana o los compromisos laborales (ya sabes cómo se alargan ahora las jornadas de trabajo).
- Habrá proveedores que no os prestarán servicio en esas fechas, porque no les interesa o porque no pueden. Hay fincas y restaurantes a los que no compensa poner en marcha sus instalaciones sólo para una boda. Pensad que la electricidad, la calefacción, la cocina, la limpieza o el servicio de camarero supone una buena cantidad de dinero. Si ese gasto se hace para varias bodas, compensa; si es sólo para una, quizás se convierta en pérdidas. O si se trata del fotógrafo o la maquilladora, puede suceder que estén aprovechando la temporada baja para tomarse sus merecidas vacaciones. Esto sólo os supondrá un problema si queréis un proveedor en concreto, por supuesto.
Confirmad que el proveedor os puede dar servicio en esa fecha
- Puede que la finca, el hotel o el restaurante os pidan un número mínimo de invitados para que les resulte rentable. O pueden ofreceros sólo algunos salones o recintos más pequeños, para que les resulte más fácil y barato acondicionarlo... y serán justo los que no queréis.
- Las fechas señaladas durante la temporada baja, también pueden dificultar que la boda se pueda celebrar: Carnaval, San Valentín, Semana Santa, Navidad, puentes...
- A muchos invitados les dará pereza una boda en temporada baja, no sólo por la meteorología. Muchas de las invitadas tienen en su armario vestuario y calzado ligero destinados a bodas y otros eventos, pero no tienen trajes y prendas de abrigo de fiesta para el invierno. Si los tienen suelen ser para las fiestas navideñas, pero no son apropiados para este tipo de celebración. Y eso supone comprar una serie de prendas que difícilmente se reutilizarán. Y lo mismo sucede con los chicos.
- El tiempo puede llegar a convertirse en un problema. La lluvia es preciosa, ya os lo comenté en este post, pero un verdadero diluvio no lo es. Y lo mismo sucede con el viento o la nieve, si son muy fuertes.
- La decoración es un terreno delicado, porque es fácil cargar las tintas, al tener la tentación de tematizar de más la boda: Carnaval, San Valentín, Halloween, Navidad... Hay que tener mucho estilo y las cosas muy claras para utilizar esas temáticas y no caer en lo chabacano.
- Tendréis que prever ciertos detalles para los invitados: mantitas o estufas (para los que salgan a fumar fuera), bailarinas plegables (en lugar de alpargatas) para que las invitadas sigan bailando toda la noche, paraguas de emergencia, etc.
- Las novias de invierno suelen elegir trajes más cerrados y abrigaditos... y eso se puede convertir en una tortura. Mientras se está en el exterior, un vestido calentito es un placer, pero cuando se entra en un recinto cerrado, con la calefacción y el movimiento, es como llevar una sauna portátil. Lo mejor, un vestido más ligero y una buena prenda de abrigo.
Vosotros decidís.
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