Quienes me rodean me miran con sorpresa, como diciendo ¿qué dice ésta sra.? ¿Granos? Se habrá confundido y querrá decir “gramos”. Pero mi pescadero me entiende, usa el mismo argot marengo que mis mayores, que la antigua gente de la mar. Sigan leyendo y les explico:
La primavera es la época en que las costas malagueñas se llenan de ésos otros“turistas” marinos procedentes de zonas exóticas, lejanas incluso como El Caribe, Cabo Verde e incluso del Mar del Norte, que junto a las autóctonas del Mar de Alborán, hacen que sea posible que la mar de la provincia de Málaga tenga los caladeros más ricos de todo el mediterráneo de jureles, sardinas, caballas, atunes, pescadillas, merluzas y como no de boquerones.
Su cercanía con el Océano Atlántico, el flujo, corrientes y unión de sus aguas frías con las cálidas del Mar Mediterráneo, provoca que las aguas que bañan las costas malagueñas sean muy ricas en plancton y la abundancia de alimento hace de “efecto llamada” no sólo para éstos peces tan habituales en nuestras costas, sino también para sus depredadores.
La temporada primaveral coincide con la época de apareamiento y desove, entre ellos del malagueño boquerón (Nombre científico: Engraulis Encrasicholus).
En Málaga siempre se les denomina “boquerón” y se reserva el apelativo anchoa exclusivamente para los que, eviscerados y en salazón, una vez limpios y conservados son conservados en aceite de oliva.
Los boquerones malagueños llegan pues en primavera a desovar y su puesta de huevos van al fondo de la mar. Se suelen guarecer entre las hojas de las praderas de posidoneas. De ésos fondos marinos tranquilos las minúsculas larvas remontan a finales de Julio y Agosto convertidos en pequeños alevines, hoy en día imposible de pescar debido a la prohibición de las artes de pescas necesarias para tal fin (y lógicamente por su tamaño: hay que dejarlos crecer). Antaño era habitual encontrarlos en las redes de cerco mezclados con otros alevines (la llamada morralla que quedaban en las cocinas de la gente de la mar) y con los añorados chanquetes.
Durante la primavera, con los primeros calores es cuando el boquerón grande está en su mejor momento, excelente para la elaboración de conservas, ya sea como anchoas, en vinagre o al limón; rellenos o en adobo. Pero es durante los últimos meses del verano cuando ése boquerón malagueño, tiene su tamaño ideal para ésas frituras malagueñas, bien sueltos o como marca la tradición marenga: en manojitos (siempre de cinco en cinco…)
No existe una clasificación estandarizada, la cantidad es lógicamente aproximada y les ayudará a comprender la manera que los compradores y vendedores tenían a la hora de comercializar ése pez plateado, rey de la mar malagueña.
Los “vitorianos” son 130 o 140 granos el kilo.
El vinagre debe ser de vino blanco, suave, con objeto de que al comer el pescado no sepa demasiado a vinagre, aunque si prefieren un adobo más flojo o bien el vinagre es demasiado fuerte, pueden hacer el adobo con tres cuartas partes de vinagre y una de agua.
Para freírlo, hay que escurrirlo bien, secarlo con papel de cocina para quitarle el exceso de ése perfumado bálsamo milagroso que es el adobo. Salarlo al gusto (con cuidado de no pasarse, ya que el adobo tiene sal).
El siguiente paso es enharinarlo con harina de trigo (mi consejo: harina normal y corriente, no suelo usar ésas harinas que indican que es especial para freir pescado, la encuentro muy gruesa, ni harinas de garbanzos o mezclas) y pasarlo por un cedazo, sacudirlo para que suelte el exceso de harina.
Abundante aceite de oliva virgen extra a poder ser malagueño, bien caliente e ir sumergiendo el pescado, dejandolo freir hasta que esté doradito, sacándolo de la sartén con una espumadera y colocandolo nuevamente en papel de cocina.
Así que, sin más dilación, les indico CÓMO LO HICE
PARA FREIRLOS:
Aceite de oliva virgen extra, sal y harina de trigo.
LOS PASOS A SEGUIR:
LIMPIAR LOS BOQUERONES:
Coger el boquerón con la mano izquierda por el centro del cuerpo, con los dedos pulgar e índice de la mano derecha coger la cabeza y tirar hacia delante hasta que rompa y meter el dedo índice por la barriga sacar suavemente toda la tripa del pescado.
Enjuagarlos bien sumergiéndoles en agua; cambiar el agua hasta conseguir que los boquerones no suelten sangre.