Quede claro, además, que si uno se presenta a un premio (me lo pidieron el año pasado y así lo hice), sabe que le pueden pasar dos cosas. Que se lo den o que no se lo den. Si te presentas, aceptas las reglas y punto. Por lo tanto, yo jugué a eso y no gané. Dicho todo lo cual, y sentadas bien claramente las bases de mi admiración y respeto por el trabajo de Ryan y Gabriella, queda también claro (para mí, por lo menos) que vamos por caminos distintos, aunque busquemos un mismo objetivo final. Todos queremos que el buen vino, en general, y el español en particular, esté en todo el mundo y su palabra y buen hacer sean difundidos. Buscamos, además, hacerlo sobre todo a través de la red. Y a partir de aquí, disentimos en cómo hacerlo. Por razones estrictamente personales (cada cual tiene su biografía y sabe cuáles son sus metas en la vida), ellos han buscado desde que nos conocemos (en una entrañable comida, que no olvidaré, en La Teca) el camino de la profesionalidad, el de poder ganarse la vida con estas actividades. Mientras que yo, por ahora y a la espera de la oportunidad de mis sueños (¡ni sé cuál es todavía!), me mantengo en un estricto amateurismo y en una independencia recalcitrante. Dicho queda. Besos y abrazos a Ryan y Gabriella, y que su actividad sea mucha y fructífera por muchos años.
Quede claro, además, que si uno se presenta a un premio (me lo pidieron el año pasado y así lo hice), sabe que le pueden pasar dos cosas. Que se lo den o que no se lo den. Si te presentas, aceptas las reglas y punto. Por lo tanto, yo jugué a eso y no gané. Dicho todo lo cual, y sentadas bien claramente las bases de mi admiración y respeto por el trabajo de Ryan y Gabriella, queda también claro (para mí, por lo menos) que vamos por caminos distintos, aunque busquemos un mismo objetivo final. Todos queremos que el buen vino, en general, y el español en particular, esté en todo el mundo y su palabra y buen hacer sean difundidos. Buscamos, además, hacerlo sobre todo a través de la red. Y a partir de aquí, disentimos en cómo hacerlo. Por razones estrictamente personales (cada cual tiene su biografía y sabe cuáles son sus metas en la vida), ellos han buscado desde que nos conocemos (en una entrañable comida, que no olvidaré, en La Teca) el camino de la profesionalidad, el de poder ganarse la vida con estas actividades. Mientras que yo, por ahora y a la espera de la oportunidad de mis sueños (¡ni sé cuál es todavía!), me mantengo en un estricto amateurismo y en una independencia recalcitrante. Dicho queda. Besos y abrazos a Ryan y Gabriella, y que su actividad sea mucha y fructífera por muchos años.