Multi-tareas, multi-apasionada, multi-aficionada, polivaliente, versátil, abierta a lo nuevo.
Estresada, incapaz de decir que no, desconcentrada, agobiada, atrasada, confusa.
Son las dos caras de la misma moneda: la combinación entre las opciones infinitas y el miedo de tomar la decisión equivocada. Es fácil detectarlo en los demás y muy difícil aceptarlo en ti misma:
- El amigo que pasan 30 minutos por tu fiesta, porque tienen otras dos fiestas esta misma noche
- El compañero de trabajo que raramente cumple los plazos por exceso de proyectos
- El miembro de la comisión que no participa en ninguna reunión de la asociación porque no le da tiempo
- Tu sobrino incapaz de entretenerse solo sin un programa preestablecido de clases de violín, baile, chino, matemática cuántica o una pantalla con estímulos incesantes.
Y tú, que te involucras en otro proyecto más a pesar de que ya no das abasto de todo lo que te habías propuesto para este mes.
Bueeeeeeno, (porque no quiero herirte)
Para no herir, para no poner a prueba una amistad, para evitar cualquier conflicto interpersonal. Algunos proyectos o ideas acaban en tu agenda porque no sabías cómo decirle que no a la otra persona.
¿Y si explicarías de que simplemente no puedes aceptar más responsabilidades en este momento?
Bueeeeeeno, (porque me siento responsable)
A lo mejor tienes el conocimiento necesario, o ya lo has hecho en el pasado, o sabes manejar estas situaciones. Se siente bien que te reconozcan por tus capacidades, hasta que estas capacidades no te dejan ni tiempo para ducharte.
¿Qué te hace pensar que eres la única persona en el mundo que puede resolver la situación?
Bueeeeeeno, (porque no tengo energía para justificarme)
Si existiera una estadística que indica el número de compromisos que has aceptado por la mañana y por la tarde, aquellas actividades que no te molan te las enchufaste por la tarde, cuando estabas demasiado cansada como para discutir si valía la pena o no. Tomar decisiones cuesta mucha energía y por las noches estas energías suelen estar en su punto más bajo.
¿Y si pidieras una noche para reflexionarlo y decidir por las mañanas?
Bueeeeeeno, (porque es gratis)
El número de cursos gratis en formato de email o comunidades que existen en internet es literalmente infinito. Total, no te cuesta nada, y te olvidas del tiempo que tendrás que invertir para leer (o borrar) los emails, la frustración de no poder seguir el ritmo de todo y la decepción de tener que hacer lo mismo otra vez porque en realidad no aprendiste nada.
¿Y sí únicamente te inscribieras en cursos para los que también pagarías (aunque sean gratis)?
O “claro que sí”, o no. El “bueeeeeeno” ya no me vale
Tú día únicamente tiene 24 horas, de las cuales deberías dormir 7-8 horas. Tu tiempo no es renovable y nadie te lo puede reponer, devolver o alargar. Tu tiempo es lo más valioso que tienes, porque es un recurso finito.
- La tarde que no pasaste con tu hijo no volverá.
- El fin de semana que lo dedicaste a ver televisión no volverá.
- La noche que te pasaste agobiada por la multitud de obligaciones, nadie te la devolverá.
¿Por qué no cuidas de tu tiempo como se merece?
Tienes el derecho a decir que no, a otros y a ti misma. Tienes el derecho de cambiar de opinión y darle la vuelta a un proyecto, salir de una comisión, darte de baja de una actividad.
¿Quién dijo que no podías?
PD: Y si todo parece igual de importante, echa un vistazo a la herramienta de prioridad.