Para quienes lo han sufrido alguna vez, un bulto en la axila además de tratarse de una afección molesta, suele ser objeto de preocupación y zozobra en ciertos casos. Por suerte, la mayor parte del tiempo, más allá del dolor y la incomodidad que pudiera causar, lo cierto es que suele deberse a procesos benignos de fácil resolución en cualquiera de los casos.
Las causas de la aparición de bultos en la axila son multifactoriales, requiriendo en algunos casos ayuda especializada y, en otros, no tanto que digamos. ¿Alguna vez has sufrido algo así y no has sabido cómo actuar? Hoy, finalmente, podrás conocer toda la información más relevante que necesitas saber acerca de los bultos en la axila.
¿Qué son los bultos en la axila?
Los bultos en la axila o protuberancias axilares son básicamente procesos inflamatorios que, ya sea por cuestiones inmunológicas o infecciosas, terminan desarrollándose hasta formar una estructura ovalada que, en ciertas partes del mundo, se le conoce también como “golondrinos”.
Estas estructuras suelen tratarse de nódulos, abscesos, quistes inflamatorios o adenomegalias que, en otras palabras, es la inflamación o agrandamiento de los ganglios linfáticos.
En este último caso, el cual vendría siendo el escenario más preocupante de todos, puede ser necesaria hacer una biopsia para así descartar cualquier patología maligna.
¿Cuáles son las causas principales de un bulto en la axila?
Como mencionábamos al principio, la aparición de un bulto en la axila puede deberse a muchos factores que van desde lo cotidiano hasta lo patológico.
Por una parte, se ha evidenciado que su aparición suele estar muy estrechamente asociada con algunos factores genéticos. De esta manera, suele ser común que exista cierta predisposición en algunas personas más que en otras.
Además de ello, distintos factores de riesgo como la obesidad, el tabaquismo, la mala higiene, entre otros más, son tenidos en cuenta por los dermatólogos como elementos importantes que intervienen en la aparición de estos bultos.
Sin embargo, una de las causas más frecuentes de la aparición de las protuberancias axilares tiene que ver con procesos infecciosos. Tal es el caso de la forunculosis. Esta patología consiste en un proceso inflamatorio infeccioso que se origina en las glándulas sudoríparas, quienes desembocan en la salida del vello axilar.
El punto de inicio de este proceso ocurre cuando, por factores externos como el depilado u otro tipo de excoriaciones, las glándulas se infectan. Como consecuencia de ello, se obstruyen y la salida del sudor se dificulta, generando así la proliferación de bacterias que, eventualmente, producirán el proceso inflamatorio.
Los síntomas clásicos, en estos casos son dolor, tumefacción y enrojecimiento de la zona y en algunos casos fiebre.
Cuando el origen de estos bultos es de carácter linfático, el dolor suele ser mínimo y no hay enrojecimiento, aunque la tumefacción es evidente y suele generar incomodidad. Usualmente, este tipo de procesos inflamatorios linfáticos se producen a causa de infecciones virales como la mononucleosis y procesos alérgicos e inmunológicos.
Entre otras de las posibles causas que pudieran generar un bulto en la axila, tenemos:
- Lipomas: son lesiones de carácter inofensivo conformadas por cantidades inusualmente elevadas de tejido graso.
- Fibroadenomas: son crecimientos de tejido fibroso no cancerígeno o benigno.
- Hidradenitis supurativa.
- Efectos adversos a las vacunas.
- Infecciones por hongos.
- Cáncer de mama
- Linfoma: viene siendo un tipo de cáncer del sistema linfático.
- Leucemia: se refiere a un tipo de cáncer de los glóbulos sanguíneos.
- Lupus eritematoso sistémico: es una enfermedad autoinmune que afecta articulaciones y órganos.
¿Cómo se tratan los bultos en la axila?
El tratamiento de los bultos en la axila va a depender, en gran medida, de la causa o etiología que los haya producido en un principio.
En cualquier caso, no se recomienda en absoluto tomarse a la ligera este tipo de afecciones teniendo en cuenta que, aunque la probabilidad es baja, pueden tratarse de elementos cancerígenos.
Cuando la causa es infecciosa, lo principal es acudir al uso de fármacos. Se debe iniciar con un esquema de antibióticos. Y, de ser necesario, analgésicos para tratar de combatir el dolor y la inflamación.
Eventualmente, puede que sea necesario el drenaje del contenido de dicho bulto, el cual suele estar compuesto por una mezcla de sangre y pus. Dicha conducta no siempre es necesaria y ya queda a criterio del médico en cuestión.
En caso de que el origen de todo sea linfático, por la inflamación de los ganglios, lo primero sería tratar de identificar cuál es el agente infeccioso implicado, para así poder iniciar con la toma de antivirales en caso de ser necesario.
Si el causante de estos bultos en la axila fuese de carácter inmunológico, en determinados casos suele bastar con la ingesta de vitaminas y ácido fólico.
En situaciones más severas, como el caso de leucemia, lupus eritematoso sistémico, linfoma y otros tipos de cáncer, el tratamiento es muy variable y suele requerir un seguimiento exhaustivo y personalizado para cada paciente.
Sea cual sea el caso, lo cierto es que un bulto en la axila es un tipo de afección que, en la gran mayoría de los casos, desaparece en cuestión de días o semanas, sin dejar secuelas graves para quienes los sufren.
¿Qué hacer en caso de estar sufriendo un bulto en la axila?
En vista de lo variada que es la lista de las posibles causas de los bultos en la axila, como ya mencionamos anteriormente es importante que consideres el contexto, tu estado y pienses en aclararlo con un médico.
Asimismo, recurrir a remedios caseros, no solo pueden llegar a ser inútiles, sino que pueden empeorar aún más tu estado.
De modo que, sea cual sea el origen de tu dolencia, lo más sensato es acudir a un médico general o, si es posible, a un dermatólogo. Este último será quien podrá darte una respuesta más acertada a tu afección y, como consecuencia de ello, podrá llevar a cabo un plan acorde a la situación para darle solución a tu problema lo antes posible.
Una vez realizado esto, no dudes seguir las recomendaciones de tu médico al pie de la letra. Verás cómo en poco tiempo, ese bulto tan molesto en tu axila desaparecerá sin dejar rastro alguno.
¿Cómo evitarlos?
Aunque la aparición de un bulto en la axila sea tan impredecible en muchos casos, es importante que sepas que adoptando ciertos hábitos, es posible evitarlos hasta cierto punto.
Para ello, puedes consultar con tu médico acerca de qué vitaminas puedes ingerir para fortalecer tu estado inmunológico. También, la implementación de una dieta sana y la realización de ejercicios de forma rutinaria, suman bastante en este sentido.
Por otro lado, la adecuada higiene en la zona, juega un papel fundamental. Asimismo, el uso de depiladoras debe emplearse con mucho cuidado, siendo preferible acudir a otros métodos para la eliminación de los vellos si es posible, para así evitar ocasionar daños a tu piel que puedan servir como una puerta de entrada para agentes infecciosos.
Por último, es importante tener en cuenta que los chequeos anuales sobre tu estado de salud, son de gran valor, ya que podrían ayudarte a determinar si, en algún punto, tu sistema inmune se está viendo comprometido.