Miles de páginas he visitado, cientos de trucos he buscado y docenas de consejos he encontrado para poder preparar a la perfección este típico dulce de estas fechas que tantas ganas tenía de hacer.
Ya los podíamos encontrar el día de San José en Valencia, que tuvimos la suerte de poder ir a las Fallas, aunque sólo fuera por un día... En cada esquina había puestos que emanaban ese olor característico a churros y buñuelos y que ya intuías que estaban ahí por la humareda que se veía a lo lejos... pero por unas cosas u otras no caté ni uno. Algunos blogueros ya han sacado también recetas variadas de buñuelos: de chocolate, de anís, de calabaza... hasta algunos salados, de patata, de acelgas, de morcilla y los archiconocidos de bacalao...
Aunque son mis primeros buñuelos yo también he querido innovar, pero sólo con pequeños toques para no variar mucho la receta y evitar un fiasco, así que he adaptado la clásica receta de los buñuelos de viento a estos de leche y canela.
Ingredientes:
Preparación:
Calentamos en una cazuelita la leche, la mantequilla, el azúcar, la sal, la ralladura de limón y la ramita de canela hasta que rompa a hervir.
Apartamos la ramita de canela y la corteza de limón, añadimos la harina de golpe y removemos hasta conseguir que la masa no se pegue en las paredes.
Retiramos del fuego, vertemos en un bol amplio y esperamos a que temple.
Añadimos los huevos uno a uno (batido) y mezclamos completamente, no añadimos el siguiente huevo hasta que no se haya homogeneizado el anterior completamente con la masa.
Afinamos con la batidora hasta conseguir una masa fina, lisa y suave.
Tapamos con papel de film y dejamos reposar en la nevera al menos una hora para que coja consistencia.
Freímos en abundante aceite formando bolitas, si podemos, con ayuda de dos cucharas.
Sacamos y escurrimos en papel absorvente.
Los pasaremos por azúcar...
... y si aún somos mas golosos podemos regarlos con miel, como hacían en tiempos inmemoriales los árabes.
Por dentro cremositos, cremositos...