Edición: Montena, 2012
Opinión - Estefanía Santana, 13/11/2012
Una historia desaprovechada con un final un poco insulso
Este libro me ha decepcionado. El argumento de la historia, si bien no es demasiado original, resulta interesante y podría haber dado mucho más de sí; además, se suma a la moda zombi, recordándonos un poco a la exitosa serie The Walking Dead. Es decir, el libro podría haber pegado el bombazo… pero hay aspectos que no funcionan.
Para empezar, Carry Ryan es demasiado caótica. Lleva bien las situaciones de tensión y terror, pero no las escenas románticas, que resultan confusas. Hay párrafos en los que no se llega a entender si los personajes se han abrazado, acariciado o dado un beso. Es como si la autora hubiera querido plasmar demasiadas emociones a la vez, pero al final no ha conseguido transmitir ninguna. Por otro lado, aunque gracias a la narración en primera persona conocemos bien a Mary, se deja de lado a los demás protagonistas, que apenas se desarrollan. Y así no da tiempo de conectar con ninguno de ellos; tanto es así que las muertes de algunos de los personajes no me han conmovido, me han dejado indiferente. A esto hay que añadirle la insoportable personalidad de Mary, un personaje que se me antoja poco creíble. Esa repentina obsesión por encontrar el océano, cuando al principio de la historia apenas tenía relevancia para ella, no me convence. Tampoco tiene mucho sentido cuando, en cierto momento de la novela, Mary le da más importancia a una simple fotografía que al hecho de escapar de una horda de Condenados. ¿Y el primitivo instinto por la supervivencia?
En cuanto al extraño “triángulo-cuadrado” amoroso, creo que la autora ha querido hacerlo más complicado de lo que realmente es. La trama romántica se resume en: dos hermanos, Travis y Harry, enamorados de la misma persona, Mary. Pero la cosa se complica cuando la autora decide añadir una cuarta persona a la ecuación: Cass, la mejor amiga de Mary, un personaje sobrante en toda la historia que sólo sirve para enredar, de forma un tanto torpe, la vida amorosa de la protagonista.
A pesar de estos contras, hay algo que de verdad me ha gustado del libro: su ritmo trepidante. A excepción del principio, que se hace algo lento (sobre todo en los capítulos en los que Mary entra a formar parte de La Hermandad), durante el resto de la historia no dejan de sucederse situaciones sorprendentes que aúnan terror y acción al más puro estilo Resident Evil.
Resumiendo, se trata una historia que ha sido, en mi opinión, desaprovechada. El ritmo, emocionante en algunos momentos, engancha y consigue que sea imposible dejar el libro de lado; sin embargo, si a esto le sumamos unos personajes desprovistos de carisma con unos diálogos algo flojos y forzados, un romance que no es capaz de estremecer al lector y un final un poco insulso, nos encontramos con una novela que cumple su función de entretenimiento, pero poco más.