La noticia la hacía pública la misma compañía el 16 de Enero. La compañía alemana BASF ha decidido cerrar toda su línea de investigación en biotecnología vegetal y desplazarla a Estados Unidos. De la misma manera todos los proyectos en desarrollo enfocados al mercado europeo quedan suspendidos. Concretamente esta decisión supone la paralización de tres proyectos relacionados con patata modificada para la industria del almidón (Amflora, Amadea y Modena) una patata resistente a phytophora llamada Fortuna y un trigo modificado para resitir a hongos. Todos estas variedades, que podrían ser útiles para los agricultores, nunca verán la luz.
Patatas que no verán la luz...
Por supuesto la decisión tiene un coste directo en forma de empleos. Los centros de investigación en Gatersleben (Alemania) y Svalöv (Suecia) van a ser cerrados y 157 personas empleadas en la division de biotecnología de plantas en la central de Limburgerhof serán reubicadas. La idea es recolocar a 123 empleados, posiblemente en Raileigh (Carolina del Norte, donde se va a desplazar la investigación) y suprimir 140 puestos de trabajo en los próximos dos años. La nueva estrategia de BASF es centrarse en el mercado americano y asiático, asi como en los desarrollos que tiene en colaboración con la compañia Monsanto, enfocados en tolerancia a estrés y rendimiento y con la compañía Brasileña EMBRAPA. Con esta compañía ya han desarrollado una variedad de soja resistente a patógenos.
¿Cuál es el motivo de esta decisión tán drástica? Obviamente la imposibilidad de desarrollar variedades trasngénicas en Europa. BASF esperó 12 años para conseguir la autorización de su patata AMFLORA y una vez conseguida ha tenido que lidiar con un sinfín de trabas administrativas que le han obligado finalmente a arrojar la toalla. Curiosamente muchas de las organizaciones que han forzado esta decisión como Greenpeace o Friends of Earth, están presentes en Estados Unidos, pero allí no les molestan los transgénicos ni hacen campañas en su contra con la misma virulencia, solo en la sagrada tierra europea. Además una de las críticas es el monopolío de unas pocas empresas. Pues bien, con estas decisiones se consigue potenciar este monopolio. Ahora hay menos investigación en Europa por lo que todo el desarrollo se va a quedar en Estados Unidos y por supuesto BASF se va a ver forzada a aliarse con Monsanto, menos competencia y menos diversidad en la investigación. Esto nos perjudica a todos. Es curioso que decisiones que tienen tanta transcendiencia se tomen debido a la presión de organizaciones con muy pocos socios y sobre las que los ciudadanos no tenemos ningún poder decisorio. Otra vez Greenpeace dorándole la píldora a Monsanto.
Para los jóvenes biotecnologós, agrónomos o biólogos moleculares es una muy mala noticia. Se van a perder 140 puestos de trabajo altamente cualificados y muy bien remunerados, que serán para biotecnólogos estadounidenses. Y no es un caso puntual. Muchos ensayos experimentales de campo de universidades o empresas europeas se han tenido que transferir a Estados Unidos ¿Por qué?, pues para evitar que Ecologistas en Acción lo destrozara. Obviamente eso implica contratar a todo el personal científico en el pais de origen. Menos empleo para biotecnólogos. No es la primera empresa que cierra en Europa. En su momento Monsanto cerró su centro de investigación en Lovain-la-Neuve (Bélgica).
BASF hace las maletas
¿Vamos a amortizar los puestos de trabajo pérdidos? Pues no, con decisiones como ésta, que una compañía netamente europea (BASF es la abreviatura de Badische Aniline & Soda-Fabrik, fábrica de anilinas y soda de Baden) se mude a Estados Unidos, perdemos competitividad y relevancia científica y la que se resiente al final, es nuestra ya de por si maltrecha economía. Parece que nadie se ha dado cuenta que esto no es una mala noticia, sino una muy mala noticia. Y en breve tendremos que importara las nuevas variedades desarrolladas por BASF en Estados Unidos, como estamos haciendo ahora con el algodón o la soja. Por supuesto pagando los correspondiente royalties, es decir, Europa pagará por lo que podría estar cobrando. Si renunciamos a la tecnología y se la servimos en bandeja de plata a los Estados Unidos ¿Cual es el futuro de nuestra industria? ¿la artesanía? ¿los mercadillos y ferias alternativas? ¿El turismo y el sector servicios? Bueno, eso nos han dicho en España toda la vida, que nuestro futuro era el turismo. Solo hay que ver como estamos ahora y las consecuencias del ladrillazo. Parece ser que vamos a exportar el modelo a Europa. Que pena. Gracias Greenpeace.Compartir