Café Procope: el más antiguo de París

Por Amoras
La Cocina Francesa ha sido considerada, durante décadas, la mejor del mundo y aunque hace 40 años hubo unos vascos que lo cambiaron todo con la Nueva Cocina Vasca sigue siendo de las más importantes. La gastronomía francesa siempre nos ha evocado la alta cocina, los locales clásicos y servicio muy refinado. Una cocina de guiso, salsas, de producto y muy variada que, aprovechando una invitación, pudimos comprobar que es realmente así.
La experiencia fue en Le Procope, el más antiguo café-restaurante de París, data de 1.686, y es uno de los más famosos del barrio Latino. La leyenda del café dice que por allí pasaron Voltaire, Rousseau y Diderot. Varios salones clásicos, sobretodo en la parte de arriba, a cada cual más recargado. A nosotros nos colocaron en la parte inferior, en una cómoda mesa redonda, donde estuvimos de lujo 5 adultos, dos niños y un carro.
Y una vez acomodados nos pusimos manos a la obra con los entrantes. (para que podáis comparar con los precios de aquí os indicaremos el valor de cada plato):
- Foie Gras (20,90). Porque estando en Francia era ineludible, aunque luego no resultaba tan bueno.

- L'Ècallier (20,90): una bandeja de ostras, almejas y caracoles. Todo crudo por lo que, con la excepción de las ostras tampoco triunfó demasiado.


- Gratinee (8,70): Sopa de cebolla gratinada con queso

Para los platos principales división de elecciones entre carnes y pescados:
- Cabillaud: bacalao (31,70€)

- Saumon Pave: salmón (24€)

- Tartare boeuf (steak tartare 25€)

- Filet de bœuf des “Révolutionnaires” (43,70). Un plato para reventar, según explicaba la carta consistía en un solomillo con foie y carrilleras. Lo pedí pensando que era un plato con todo junto y luego resultó que eran dos platos. Primero un solomillo con foie y luego un contundente plato de carrilleras en salsa. Como plato es una maravilla pero hay que tener mucho apetito para terminarlo.
 El plato completo era lo de las dos fotos más otra carillera que no pude terminar
- Joue boeuf (21,50): carrilleras

Tienen menú infantil y aunque no somos muy dados a este tipo de menús que siempre son pasta, pollo, o similares en este caso lo pedimos ya que solo costaba 11 euros la bebida, una hamburguesa mala y dura y un helado gigantesco.
Para beber una Coca-Cola (5,80€), jarras de agua (en Francia se lleva bastante y no te ponen mala cara cuando pides jarra) y, aprovechando que por allí se estilan las medias botellas una de blanco y otra de tinto.
La nota final, sin postres y con 3 cafés (a 3,5€ cada uno) salió por 265 euros. Siendo París una ciudad por lo general cara para los restaurantes este no nos pareció excesivo considerando que es un lugar histórico.