Utilizamos la cafeína y la teína para tener energía por la mañana, para aguantar la dura jornada de trabajo o también como laxante o diurético.
Pero si nos paramos un momento a reflexionar, ¿no sería mejor dejar de necesitar un estimulante para levantarnos, para aguantar la jornada de trabajo y para ir al baño? Estamos cansados por la mañana porque dormimos pocas horas, porque cenamos tarde y demasiado, porque no desayunamos algo que nos genere energía y porque tenemos malas digestiones, dolores musculares, desajustes hormonales o quebraderos de cabeza.
Lo cierto es que la cafeína -y la teína- dan una energía falsa y provocan estrés en nuestro cuerpo, lo acidifican, y suprimen las glándulas suprarrenales.
Generan adrenalina pura y de forma rápida, que luego como tal baja bruscamente. Cuando esto ocurre, volvemos a necesitar un café, un refresco carbonatado, un pastel, una galleta, unas golosinas, una pizza, pan o cualquier «alimento» al que le asociamos energía y bienestar instantáneo. Es en estos momentos cuando entramos en una espiral parecida a la que genera la ingesta de azúcar.
Y si encima le añadimos azúcar al café nos encontraremos con toda seguridad en una montaña rusa de glucosa y energía. Con estas subidas y bajadas de glucosa ya podemos olvidarnos de estar sanos por dentro y bellos por fuera, lo único que conseguiremos es tener ojeras, una piel opaca y sin brillo y cero energía para luchar por nuestros objetivos.
Nuestro cuerpo absorbe y transporta la cafeína a nuestra sangre y a nuestros órganos, entre ellos el hígado.
Este órgano de desintoxicación natural intenta metabolizar la cafeína, al igual que hace con el resto de alimentos y sustancias que entran en nuestro organismo, pero se ve sobrecargado por ello y ralentiza su capacidad natural de eliminar toxinas y de metabolizar el cortisol, que es la hormona que se encarga del almacenamiento de la grasa en la zona del abdomen.
La consecuencia es nefasta: grasa acumulada y cargada de toxinas. De modo que si no queremos aumentar de peso y acumular grasa en la zona del abdomen es mejor evitar la cafeína.
Por otro lado, ¿has notado alguna vez taquicardia o agitación después del consumo de cafeína o teína? Esto es debido a que la cafeína y la teína favorecen la producción de norepinefrina, una hormona del estrés que afecta al cerebro y al sistema nervioso, acelerando el ritmo cardíaco y la presión sanguínea.
Es por este mismo motivo que cuando alguien tiene la tensión baja se le recomienda como remedio popular tomar un café.
Además, la cafeína y la teína inhiben la absorción del hierro y del calcio, de modo que podemos otorgarles la categoría de antinutrientes. Al menos, es importante no tomarlos junto con las comidas, para que el organismo pueda absorber bien estos minerales.
Como opciones alternativas que no estresen nuestro cuerpo ni saturen nuestro hígado contamos con las infusiones de hierbas, que además son ricas en antioxidantes; el té mu, que aporta muchísima energía al tiempo que alcaliniza el pH de la sangre; el café de cereales ; el té kukicha; el té bancha; o el rooibos.
Sobre el Autor
Núria Roura , Coach Nutricional
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