"Hasta San Antón Pascuas son". Este refrán tan jaenero es la excusa perfecta para que los adornos, los mantecados y las comilonas se prolonguen unos días más.
La culminación llega el 16 de enero, con la celebración de la Carrera de San Antón donde participan corredores de todo el mundo, y por supuesto cientos de jiennenses que llevan todo el año subiendo cuestas a galope... no, yo no soy una de ellos.. ¿El premio? Estando en Jaén no podía ser otro que su peso en aceite, así que animaros!
Una vez terminada, se encienden decenas de lumbres en toda la ciudad, costumbre que viene del rito que se usaba para ahuyentar los malos espíritus del ganado y de los animales domésticos, aunque posteriormente se aprovechaba para quemar el ramón (los restos de la poda de los olivos) y los enseres que habían quedado inservibles después de la cosecha.
Estas lumbres reunían a mucha gente que aprovechaba la quema para celebrar una gran fiesta donde no faltaban los Melenchones (coplas y bailes alrededor de la lumbre)
Cada lumbre debe tener un "monigote" que es un muñeco hecho con trapos y ramas al que se le ponen "algunos" petardos que explotan en cuanto el fuego lo toca, lo que hace que los niños disfruten aún más.
Pero lo que no puede faltar nunca en una lumbre de San Antón, son las rosetas, porque en Jaén no hay palomitas, hay rosetas!
Todos los jiennenses llevan bolsas repletas de ellas, y para ayudar a "pasarlas", ¡nada mejor que una bota de vino!Y los hornos y confiterías se llenan de calabazas asadas, así sin más. Bueno, reconozco que en algunas confiterías, las calabazas están vestidas de fiesta, rellenas de cabello de ángel, con nata, etc...
En casa siempre se han asado las calabazas que mi padre cultiva, y tenemos la suerte de que son tan dulces que no necesitan azúcar. Aunque sí que me gusta abrir la tapa y verter una copa de anís o coñac.. La vuelves a tapar y ¡al horno!
Para mí no necesita nada más. Puedo comerme una calabaza tranquilamente yo sola. Siempre hay una excusa para hacer un viaje a la cocina!De hecho, si la calabaza es grande, siempre pienso en aprovechar la mitad para hacer algún dulce... pero como sea muy dulce, ¡me da una lástima..!
Así que animaros a asar calabazas. Para la "operación bikini" es el postre ideal! ¡QUE APROVECHE!