“No pido riquezas, ni esperanzas, ni amor ni un amigo que me comprenda; todo lo que pido es el cielo sobre mí y el camino a mis pies”, leer esta frase de Robert L. Stevenson me abrió una especie de apetito vital por lo que decidí salir a buscar ese grial llamado libertad. Contaba con 12 días que pensaba aprovechar al máximo y sobre los cuales escribiré desde esta entrada. El destino: los andes del sur peruano. Así que una mañana nublada de noviembre llegué por enésima vez a ese fascinante universo llamado Cuzco. Dejé la mochila en el hostel y me preparé para salir. El plan era llegar a las fabulosas ruinas de HUCHUY QOSQO.
Pero antes pasé por el Mercado de San Pedro, donde siempre es más barato comer, y luego de tomarme un jugo y unos panes y comprar algunas provisiones para la caminata me sentí tan bien que pensaba que podía subir al Himalaya como quien sube al techo de la casa a tender la ropa.
Llegar a Huchuy Qosqo no es fácil ya que demanda vigor y tiempo, pero bien vale la pena el esfuerzo. El camino más corto es el que sale desde el pueblo de Lamay, ubicado en el “Valle Sagrado”, entre Pisac y Urubamba. Aunque desde allí todo es un ascenso tan duro que más que caminar pareciera que escalas una montaña. También se puede tomar un taxi desde el pueblo de Calca, muy cerca de Lamay, y llegar hasta un anexo que está a 10 minutos de las ruinas (esto es un dato que me dieron en Lamay). Otra opción es el camino que yo anduve y que al ser más largo, y por ende algo extenuante, es menos frecuentado y te permite disfrutar de una mayor variedad de paisajes ya que te lleva desde los 3750 metros sobre el nivel del mar hasta los 4400 para terminar en los 3040, lo que significa cruzar las montañas que hay entre el pueblo de Chincheros y el “Valle Sagrado”. Para eso hay que tomar desde Cuzco los buses que van hacia Urubamba (ojo, vía Chincheros) y pedir al “cobrador” del transporte que te deje bajar en el desvío a la comunidad de TAUCA (a unos minutos de Chincheros) adonde se llega luego de una hora de viaje. Usualmente hay allí algún taxi-colectivo. Contacté con LENIN, un muchachito que conduce el coche de su padre y que sueña con estudiar medicina. Por 12 soles me llevó hasta TAUCA pero en el camino paramos para ver de cerca la inmensa laguna PIURAY que según Lenín es la fuente de agua de la ciudad del Cuzco. En la orilla de enfrente brillaba la torre de la iglesia de UMASBAMBA, una de las más antiguas de la zona. Hicimos 15 minutos hasta Tauca y por 3 soles más me llevó hasta las afueras del pueblo, adonde el coche ya no avanzaba más por lo empinado de la subida. Era hora de empezar a caminar.
Laguna Piuray
Iniciando la caminata hacia HUCHUY QOSQO
Al inicio el sendero no tiene pendiente y se abre paso en una angosta quebrada. No hay curvas ni cruces de caminos por lo que es imposible perderse. Me acompañó por unos minutos un muy amable campesino llamado Rosalino. Me habló de sus cultivos de papas sin pesticidas y yo imaginé lo deliciosos que debían saber. Pasé a un grupo de turistas que iban con su guía hasta que el camino avisó su final en las faldas de unos cerros muy grandes. Era como haberse metido en un callejón sin salida. En los cerros que tenía a mi derecha pude ver a unos arrieros que iban subiendo hacia el primer “abra”, trasladaban a lomo de bestia las mochilas de los turistas que yo había pasado y entonces decidí seguirlos.
Por fin alcancé el “abra” y encontré un par de apachetas. Dejé una piedra en una de ellas a modo de pedir protección para lo que faltara del camino. Inicié el descenso por el sendero que se abría a mi izquierda mientras veía abajo una laguna que según los arrieros se llama ESOCOCHA, aunque es posible que el nombre sea otro y que yo haya entendido mal el quechua; no tenía mapa alguno para confirmarlo la verdad es que soy un caminante bastante desordenado que, irresponsablemente, no lleva mapas y lo deja todo a la pura intuición. Cosa que no es muy recomendable. 15 minutos después llegué al segundo “abra” y ahí encontré un letrerito que señalaba el camino hacia las ruinas. Desde allí la vista era pura miel: una puna interminable, detrás varios picos perpetuamente vestidos de blanco y sobre éstos una densa maraña de nubes que no acababa nunca.
Apacheta en el primer "abra" camino hacia Huchuy Qosqo
Ahora todo era una bajada sin tregua donde se ven algunas flechas pintadas en azul que te guían hacia las ruinas. Alcancé a los arrieros que preparaban el almuerzo para el grupo de turistas y me dijeron que acamparían en HUCHUY QOSQO, algo que debe ser espectacular pero yo no tenía tiempo, debía hacer todo eso en menos de un día así que a continuar. Luego de pasar un bosquecillo de puyas aparecieron de la nada unas terrazas en buen estado que se desparramaban por una quebrada. Era mágico sentirme allí solo, con todo ese mundo para mí.
Bajada hacia Huchuy Qosqo
Primeras ruinas en el camino
Andenería inca, minutos previos a la llegada a Huchuy Qosqo
Por fin llegué a un pequeño llano donde encontré un letrero con forma a flecha en la que decía: HUCHUY QOSQO. A mis pies se abrió una magnífica vista: en el fondo yacían, esparcidas sobre un manto de verdor, las ruinas que tanto estaba buscando y mucho más abajo las casas del pueblo de Lamay en medio del siempre hermoso valle de Urubamba.
Bajé y al llegar encontré al guardián quien era un muchacho muy conversador y amable y quien me permitió pagar una entrada de estudiante. HUCHUY QOSQO (3,550 metros) es el más importante centro arqueológico en el valle de Urubamba, después de Ollantaytambo y Pisac, lo cual es mucho decir. Si bien no es tan impresionante ni está tan bien conservado como aquéllos tiene la virtud de estar un poco al margen del clásico circuito turístico lo que lo hace más especial: a la misma hora en que yo tenía todo ese espacio solo para mí Pisac y Ollantaytambo bullirían de gente.
Primeras vistas de Huchuy Qosqo
Los edificios han sido construidos sobre bases de piedra pulida y los pisos más altos están hechos en adobe cosa que me hizo recordar a las construcciones del TEMPLO DE WIRACOCHA en Raqchi (yendo desde Cuzco a Puno y sobre el cual escribí) por lo que imaginé que pudieron haber sido construidos durante el reinado del mismo inca (en este caso Wiracocha) cosa que comprobé después. Entre las cosas que se pueden ver aquí hay una “kallanka” de por los menos 40 a 50 metros de largo. También un edificio notable con dos pisos inferiores de piedra y una superior de adobe; unas bien conservadas terrazas o andenes; una plaza muy amplia; una gran puerta por la que pasa el camino inca que viene desde Tambomachay, en las afueras del Cuzco; entre otras muchas cosas.
Huchuy Qosqo
Huchuy Qosqo
Huchuy Qosqo
Huchuy Qosqo, que significa Pequeño Cuzco, tiene también otros nombres según Jorge A. Flores (véase Revista Bienvenida Año XIII - No 51): uno sería Qaqyaxaqixawana (palabra que me hace recordar la escritura del “Jaqaru” que vi en Tupe, único lugar donde se habla ese dialecto más antiguo que el quechua) y otro es Qaqyaqhawana que significa “desde donde se observan los rayos” y que me parece ideal debido a que al estar 800 metros más alto que el “Valle Sagrado de los Incas” es un lugar privilegiado para ver el dramático espectáculo de luces y sonidos a la hora que los truenos y rayos castigan al mundo. Otros dicen que probablemente el sitio fue conocido en tiempos incas como Caquia Jaquijahuana.
Camino inca que viene desde el Cusco
Huchuy Qosqo
Las crónicas hispanas refieren que Huchuy Qosqo fue obra y lugar preferido del inca Wiracocha, como dije el mismo que mandó a construir el templo de RAQCHI de ahí que tengan cierto parecido en el estilo arquitectónico. A esto la gran Maria Rostworoski añade en su fascinante “Historia del Tahuantinsuyo” que este soberano afianzó la conquista sobre los pueblos del valle de Urubamba y que eligió como su sucesor a su hijo Inca Urco quien, mareado por el poder y los vicios, demostró ser un total incapaz para gobernar. La realeza inca estaba muy ofuscada con esta elección y conspiró para imponer a otro hijo de Wiracocha, el príncipe Cusi Yupanqui. El malestar social y la tensión se acrecentaban cada día y para empeorar todo los Chancas llegaron hasta las puertas de la capital del imperio dispuestos a destruirla. Es el año de 1438, Wiracocha abandona la ciudad a su suerte y acompañado por su hijo Inca Urco se refugia en sus palacios del valle de Urubamba. Es ahí donde emerge la figura de Cusi Yupanqui quien asume la defensa del Cuzco, repele a los Chancas y se convierte en Inca con el nombre de Pachacuti Yupanqui Cápac Intichuri, que quiere decir: “hijo del Sol que transforma la tierra” y así se da inicio a la era de esplendor del estado inca. Durante la conquista hispana Gonzalo Pizarro encontró aquí en Huchuy Qosqo la momia que, supuestamente, pertenecía al inca Wiracocha y ordenó quemarla. Los descendientes del soberano guardaron las cenizas en una tinaja que muchos años después descubriría el cronista Polo de Ondegardo.
Huchuy Qosqo
Luego de pasear por cada rincón de este maravilloso lugar inicié el descenso hacia Lamay. Mientras bajaba podía ver al otro lado del valle inmensas montañas en cuya superficie se proyectaban las oscuras sombras de nubes viajeras cual si fueran gigantescas sombras chinescas y más abajo el verdor inigualable de los fértiles campos regados por el Urubamba. Por fin después de dar vueltas y vueltas por este camino llegué a un pequeño poblado donde había unas casas cándidamente adornadas con siluetas de cóndores, Incas y pumas y al rato crucé el puente sobre el río.
Iniciando el descenso desde Huchuy Qoso hacia Lamay
Nos vamos acercando al valle de Urubamba
Me había tomado una hora y media llegar desde Huchuy Qosqo hasta Lamay, a cuya entrada hay un bonito bosque. En la sencilla plaza del pueblo hay también una iglesia con una notable y muy antigua entrada clásica. Salí a la carretera y tomé un bus hacia Cuzco (vía Pisac) y escuchando "La Lambada" por la radio del conductor me quedé dormido. Ya en la ciudad, luego de un baño y una cena reparadora me fui a dormir. Al día siguiente viajaba a Puno para continuar la aventura en el lago más alto del mundo... hasta entonces viajeros.
Pablo
DATOS UTILES
- Un taxi - aeropuerto centro de la ciudad: 7 soles
- Torcasa Hostal. Calle Marquez 238 (es peatonal), 224953, 232265 - angelaechegarayn@hotmail.com Habitación con camarotes compartida 25 soles, incluyendo desayuno, agua caliente todo el día. Buena atención y muy íntima. Si eres un adicto al café, como lo soy yo, te vendrá bien porque en el primer piso hay una tienda que vende buen café y el sitio siempre tiene el olor del grano recién tostado.
- Buses que van para Urubamba (ojo, vía Chincheros). Avenida Grau 525 (cerca al puente), 3.50 soles el pasaje. Conserva tu boleto
- Entrada a HUCHUY QOSQO: 22 soles; pero pagué como a estudiante: 11 soles. Válido por 2 días y que te permite acampar en un espacio acondicionado cerca de las ruinas.
- Bus Lamay hacia Cuzco (vía Pisac), 2.80 soles
- (Estos precios son del 2008)