Caminar

Por Ktikaa @XKRedes

#42







Un sendero a lo largo del arroyo,

Fragante pino.
Roja tierra rocosa,
Montaña empinada.

Caminar puede ser una buena metáfora para la vida espiritual, pero hay momentos en que una simple caminata es la mejor actividad. Cuando uno camina por los bosques o asciende montañas, hay una maravillosa unidad de cuerpo, mente y espíritu. Ir de excursión fortalece las piernas, aumenta la resistencia, vigoriza la sangre y calma la mente. Lejos de la locura de la sociedad, uno es libre para observar las lecciones de la naturaleza.
Erosión. Raíces nudosas. El esqueleto de un ciervo muerto. Un vuelo de golondrinas. La alta espiral de los halcones. Aguzados reflejos del agua que corre. Ramas desnudas recién en ciernes. Roca gris, resquebrajada, trizada y gastada. Un árbol caído. Una nube solitaria. El reír de las ramas del ciruelo. Incluso un pequeño círculo de rocas junto del sendero -¿Quién lo puso allí, lo habrá arreglado alguna mano, y sin importar cuál sea la respuesta, cuáles son los secretos de ese círculo?
Hay miles de significados en cada mirada, si tan sólo nos abrimos a ver el mensaje del paisaje.
La meditación de hoy para el hemisferio norte es la
 #224, Indiferencia 

Meditación para el hemisferio Norte:


Indiferencia

Para un verdadero maestro,
Sentarse en un trono
No es diferente de 
Sentarse en el suelo.

Un verdadero maestro es indiferente a los modos de la sociedad. La ambición, el conocimiento y la religión son igualmente carentes de interés. ¿Por qué? Porque todas esas cosas están en la esfera de las definiciones humanas.
La persona santa trasciende toda identidad. Por lo tanto, riqueza o pobreza, bien o mal, violencia o paz no hacen diferencia. Las dicotomías ya no son válidas para tal persona.
¿Encuentras esto difícil creer? El grado en que encuentres esto difícil de aceptar indica el grado al que estás constreñido por el dualismo. La verdadera iluminación viene de entender la unicidad de toda realidad. Tal darse cuenta lleva a la percepción de que todas las cosas son verdaderamente iguales. Un maestro ve la nutrición y la enfermedad como lo mismo, la vida y la muerte como lo mismo, la moralidad y la inmoralidad como lo mismo. Si le das a los maestros algo que comer, ellos lo comerán. Si no tienen nada que comer, olvidan incluso que había tal actividad. No hay polaridad en sus vidas.

Nosotros, la gente común y corriente, no podemos hacer esto. Hacemos distinciones, nos defendemos a nosotros mismos y a nuestros territorios. Sólo nos sentimos seguros dentro de fronteras declaradas. Esa es la forma en que nos definimos a nosotros mismos, pero nuestras identidades son también nuestras prisiones. Sólo un maestro sabe el significado de la liberación y tiene completa libertad.

Vía: VivirTao+