Echo de menos caminar pausado. Este invierno estoy caminando poco y con demasiadas prisas, siempre intentando aprovechar el tiempo para recados y obligaciones varias.
Creo que debería hacerlo más, pero cuando me obligo, no soy capaz de disfrutar de los paseos y relajarme de verdad. Mi cabeza está en otras cosas y lo que de verdad quiero es volver a casa y enfrascarme entre mis hilos, mis telas, mis libros y mis dibujos… En estos momentos me siento como un gato.
A pesar de ello, de verdad que admiro la capacidad de la gente de disfrutar del aire fresco y el caminar por caminar. ¿Algún consejo que me ayude a salir de mi vida gatuna y volverme una paseanta? Mis cabecita y mis michelines lo agradecerán