Camino de Bratislava

Por Dolega @blogdedolega

Habíamos quedado para cenar con Beatriz, mi bloguera húngara favorita, así que nos acercamos al apartamento a recoger unas chucherías que le llevaba y emprendimos camino hacia su casa.

Fue una velada absolutamente deliciosa con una maravillosa cena húngara y una vez sentadas en el suelo de la habitación infantil, las tres mujeres hablando de nuestras cosas, mientras los hombres hablaban de las suyas, se fue pasando el tiempo de una forma plácida y algo así como si nos conociéramos desde hacía mucho tiempo, pero ellos no estaban de vacaciones y tenían que trabajar al día siguiente así que nos acompañaron hasta la estación de tren dando un paseo y allí me despedí con un beso de mi preciosa amiga de grandes ojos y sonrisa pícara. No se me olvida que le debo otro libro de cuentos y seguro que la vida me dará la oportunidad de pagar mi deuda.

Llegamos al centro, pero nuestra noche era aún demasiado joven para irse a la cama.

-Venga que te invito a una copa, que estamos de vacaciones.

-No, que me emborrachas y luego dices que abuso de ti.

-Vale pues entonces a dos copas y prometo no decir nada ¡Venga mujer que la noche húngara es joven!

Y así, de una manera tonta acaba una de fiesta por Budapest en una noche de verano.

Ya de madrugada logramos encontrar el edificio en el que nos alojábamos.

-Sube tu primero que yo no me fío de este ascensor que tiene una pinta muy calamitosa.

-¡Si hombre! Tú lo que quieres es que me mate en esta mierda de ascensor e irte tu solo a Viena con Wally.

-Vale, pues subo yo primero.

-¡Si hombre! Tú lo que quieres es matarte en esta mierda de ascensor y dejarme a mí con el marrón de los niños y los gatos.

-Vale, pues subimos los dos por las escaleras.

-¡De eso nada! Yo no puedo subir tantos pisos con los Gin tonic que llevo dentro.

-¡Joder tía que complicado es todo contigo! Pues venga vamos los dos en el ascensor y si nos matamos, nos matamos juntos.

-¡Eso! Y si nos matamos ellos verán como mantienen la casa y se pegan por ver quién le da de comer a los gatos.

Y así una cosa lleva a la otra y ya saben ustedes, que lo malo no es empezar  sino saber cuándo acabar y definitivamente nosotros no lo supimos, así que después de una noche de fiesta, cachondeo y juerga un sonido espeluznante me arrancó de mi plácido sueño. Era el despertador de mi móvil, un gallo que ya estaba a punto de quedarse ronco de repetir el canto cada nueve minutos.

Me senté horrorizada en la cama mirando la hora y comprobando que ya no cogíamos el primer tren a Bratislava.

-¡¡Levántate que perdemos el tren y Wally nos pega!!

-Que se joda y espere- decía un somnoliento Consorte arrebujadito en la cama.

-Sí, si ya verás que risa cuando se entere.

Y cuando se enterara mi querido Consorte que hoy íbamos a desayunar al Café Nueva York, otro mítico café de Budapest. Yo lo tenía claro, cristalino, nítido…

Mientras me duchaba, vestía, recogía nuestras cosas y repasaba las instrucciones de cómo dejar las llaves a nuestra salida, el Consorte vociferaba con Wally por whatsapp.

-¡Y como coños quieres que sepa que tren voy a coger si todavía no he pillado los billetes, imbécil más que imbécil!

-En serio ya me estáis hinchando las narices los dos. Dile que no sabemos a qué hora vamos a llegar y que como se le ocurra dejarnos en la calle escribo a la web y te juro que le pongo las pilas. Porque pienso comentar todo lo que está pasando.

Según estoy hablando, escucho el sonidito en el tablet de un mail en mi correo. Él sigue a las greñas con el otro.

Abro el correo y veo que es un mail de Wally. Y ahora ya sí pienso que no se me ha pasado la borrachera de la noche anterior. Lo abro sin decirle nada al Consorte.

Estimada Dolega:

No hay ningún problema con su hora de llegada. Yo estaré hasta las ocho y media en la academia de Pilates dando clases. Si van a llegar más tarde, sencillamente envíe un Whatsapp a este número y esperaré el tiempo necesario.

Espero que disfruten del día en Bratislava pues merece la pena.

Amy, la mujer de Wally

Le contesto al instante.

Estimada Amy:

Muchísimas gracias por este correo. Es casi seguro que llegaremos antes de las ocho y media a Viena, si surgiera algún inconveniente le envío un Whatsapp.

Un saludo

Dolega

Cierro el correo y le doy gracias a Dios por ese día en que decidió quitarle una miserable costilla a Adán y hacer a Eva. Nunca con tan poco se hizo tanto.

-¡¡Que dice el gilipollas este que si estamos seguros de pillar el tren de las nueve y media, que ya se queda tranquilo!!

-A ver Consorte, plantéate hacia dónde va vuestra relación. Esas faltas de confianza no son buenas para una pareja que quiera durar Y vístete que todavía tenemos que ir a desayunar.

Pido disculpas porque las fotos estan bastante quemadas y poco definidas. Fueron hechas con la cámara del tablet que no tiene mucha calidad. Pero quería ponerlas porque el sitio merece la pena verlo.

Y desayuné como una diosa mientras el Consorte seguía pegándose con Wally y yo mantenía mi relajación en silencio.

De allí corrimos a la estación de tren donde una poco amable señora, entrada en años y más entrada en carnes nos vendió los billetes para Bratislava-Viena y pudimos emprender viaje.

Mientras yo me entretenía jugando con la cámara de fotos, el Consorte buscaba afanosamente un billete de mil florines que había estado guardando celosamente para un amigo que colecciona monedas y billetes.

Llegamos bien entrada la mañana y comprobamos que merecía la pena de principio a fin, desde sus calles

Sus plazas

Sus estatuas, que aquí son mucho más aficionados a ellas ¡las hay por todas partes!

Y hasta sus actividades al aire libre ¡Magnífico!

Comimos relajadamente, paseamos y definitivamente recomiendo esta parada a todas aquellas personas que anden por allí. Cogimos el tren casi al final de la tarde y ya solo nos quedaban 50 minutos para llegar a Viena. Yo seguía guardando celosamente mi correo salvador.

El trayecto desde la estación central a nuestro alojamiento nos llevó menos tiempo del previsto, al salir de la boca del metro nos recibió la Opera en todo su esplendor porque había un evento,  así que cuando llegamos a la puerta del edificio en cuestión no eran ni las ocho de la tarde.

-Toca al telefonillo donde pone academia de Pilates.

-¿Pero el tío este no era profesor de yoga?

Meneo la cabeza con desaprobación

-Mucho despotricar del folleto pero no te has leído las instrucciones de forma concienzuda y te advierto que ¡Wally te va a tomar la lección!

-¡Ese me va a tomar a mí, lo que yo te diga! Estoy deseando verlo para decirle en persona cuatro cositas que se me han quedado en el tintero del whatsapp.

Nos abren la puerta y subimos. Salimos del ascensor y vemos una puerta abierta con mucho jaleo  dentro, me asomo y me veo en un piso con un hall lleno de chicas que no sobrepasa ninguna los treinta, vestidas para hacer pilates y alguna que otra en ropa interior cambiándose allí mismo.

De entre el grupo sale una chica con una gran sonrisa y un tipazo digno de una profesora de Pilates. Se acerca y me va enseñando  la habitación, la cocina… y me dice que a las ocho y media cuando ella termine, la casa queda para nosotros. Que en la otra habitación hay una pareja francesa que estará los mismos días que nosotros. Me hace un guiño y me pregunta que que tal Bratislava. En ese momento recuerdo que yo venía con el Consorte.

Salgo y me lo encuentro allí en el hall… ¡admirando el panorama!

El piso es ámplio, moderno y la habitación, como ya pasó en Budapest es tal cual aparece en la foto.

-¿Oye, que tal si vienes y me ayudas con las maletas?

-¿Y cuantas semanas dices que nos vamos a quedar aquí? Por cierto esa quién es y donde está el del gorro de lana.

-Esa es la mujer de  Wally y él no va a venir. Dice que te espera en la consulta del consejero matrimonial

-¡JA! cagao eso es lo que es ¡Un cagao de mierda! Sabía perfectamente que le iba a decir cuatro cosas en cuanto lo viera y por eso ha mandado a la mujer.