Campamento en otoño-invierno

Publicado el 09 noviembre 2014 por Laregiagatubela @laregiagatubela

CAMPAMENTO EN OTOÑO-INVIERNO

Como cada nueve de Noviembre… ¡nos vamos de campamento!  Pero no de verano que eso está ya muy visto y además masificado, nos movemos en la mejor época del año: Otoño.

Preparativos: los mismos que un campamento de verano, pero sustituiremos las chanclas de dedo por las botas de montaña con calcetines de lana y bragas de cuello vuelto para ella y para él una mudita de lana calado en las partes nobles por si intentas pasearla tanto o igual que en verano que no coja frío.

*De nota: No hace falta estar depilada ni en piernas o axilas. Tú lo agradecerás y así no se te acercarán “buitres” indeseados.

El motivo de los campamentos de Otoño/Invierno fue al principio para chinchar al típico compañero bocazas del curro que siempre tiene un plan de fin de semana (sea la época del año que sea). Después toca cada lunes aguantarle contando las proezas que ha hecho el fin de semana con su pareja y llegando a términos de majadería barata. Si me he gastado esto, si le he comprado lo otro, las veces que hicieron el amor en aquella habitación del hotelito de cinco estrellas o en aquella casita rural que cogieron para el puente de, y que no hizo falta encender la chimenea del calor que producían en la “alcoba”.

Habría que ver Don Sumé con Doña Sumesita con dos mochuelos, a ver si les da tiempo a hacer las doscientas posturas del kamasutra en la tienda de campaña 3×3 (que compré con las dos últimas pagas extras y que comparto con mi mujer, mis hijos y la serpiente=suegra). Le podría pedir a mi suegra que abandonara el habitáculo por unos instantes, no por “meterle” nada a su hija sino para meter un rato la cabeza dentro de la tienda que cuando llueve de noche luego me tiro toda la semana moqueando en el trabajo.

Después, lo que empezó con “chincheo”, acabo por gustarme. Un fin de semana tranquilo, en plena naturaleza, sin mosquitos, fresquito, el agua te llueve en la cara… era como hacer el camino de Santiago pero en tu jardín. Eso es lo que más le molestaba a mi mujer, pero cuando te dejas dos pagas extras de tu salario anual en la tienda, no te da para gasoil y llevártelos a un parque natural.

Cómo montar la tienda: es fácil con la preparación adecuada. Lo mejor es ofrecerte voluntario. Si la sabes montar rápido, como llevas puesto en la frente “torpe es mi nombre” lo mejor es que se vaya con los chic@s a por leña y que la suegra vaya a su casa por la cena. Así los tendrás a todos entretenidos mientras montas la tienda en 10 minutos y tendrás casi 40 minutos para tomarte un par de cervezas e ir entonando el cuerpo. Aunque si no te las tomas, cuando venga tu suegra y empiece a sacar defectos al montaje también entrarás en calor rápidamente.

Lo que no entendía era por qué se tenía que venir mi suegra sin mi suegro. Con el tiempo entendí que era el único momento que tenía el pobre hombre de descansar la cabeza y aprovechaba para echar sus partidas de mus con los amigos y fumarse uno de esos puros de boda que conservaba con tanto cariño (una vez al año no hace daño).

Mi mujer siempre ha dicho que para los viajes largos prefiere que venga su madre. Yo creo que es la contramedida para tocarme las narices porque no me la llevo a una casa rural como el tonto de mi compañero. Ya le he dicho que mi compañero se lleva a su pareja a hoteles especiales para no abandonar la habitación y entonces su respuesta ha sido siempre: ¿Para qué vamos a irnos fuera teniendo nuestro jardín de treinta metros cuadrados y al lado de casa? Y si quieres hacer algo para eso tienes tu casa y tu cama. Vamos que sabes que te toca esperar al turrón para emborracharla e intentar la hazaña de acostar a los niños, pagarle a la vieja el cotillón, regalarle una baraja y un puro habano a tu suegro, para engañar a tu mujer recordándole cómo os conocisteis, que está más guapa cada día que pasa y que la gravedad no ha hecho mella en ese cuerpo escultural y de gimnasio. Todo un suplir para quince minutos mágicos intentando acabar antes de que se duerma.

Los próximos seis meses tendrás que aguantar que la entrada del cotillón para sus padres no fuera en una macro-fiesta sino en el Zoológico Regional (me parece lo más justo llevar a su madre cerca de su familia por el día de Todos los Santos).

En fin, ya tienes lo necesario para el año que viene irte de excursión a un Campamento de Verano de verdad. Leña para la fogata por la noche viendo las estrellas. Tienda de campaña para cuatro, tus hijos, tu mujer y tú. Coche, nevera, comida, cervezas…

Alguno se estará preguntando que dónde quedan tus suegros. He decidido darle una oportunidad a mi suegra… la quiero mucho, pero de lejos. Así que con la paga extra del año que viene les pagaré un crucero por las islas griegas. Quién sabe, si tengo contenta a mi mujer portándome como un señor con su mamá, lo mismo me toca la lotería en el primer semestre del año y…. ¡mojo picón!.

¡¡Hasta la próxima!!

El Enviado del 74
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