Como venimos contando en los últimos meses se ha desatado una guerra por la vacuna de la varicela. El laboratorio fabricante de Varivax, que así se llama el producto, Sanofi Pasteur Merck, Sharp & Dohme (MSD), está desarrollando una campaña para obligar al Ministerio de Sanidad a que pueda venderse libremente y por ello aplicarse sin cumplir los criterios establecidos que impiden el abuso.
La decisión de las autoridades sanitarias españolas es correcta pues el calendario vacunal oficial la incluye a los 12 años (una sola dosis de la vacuna) [excepto en Madrid, Navarra y Ceuta y Melilla] y está empleándose en lo privado en dos dosis en la primera infancia (primera dosis entre los 12 y 15 meses y segunda dosis entre los 2 y 3 años).
El laboratorio quiere más e incluso ha demandado al Ministerio ante los tribunales de Justicia por no favorecer su venta libre.
Ahora Sanidad está pasando a Uso Hospitalario la vacuna, con lo que desaparecería finalmente de todas las farmacias, incluyendo las de las citadas comunidades. Uno de los argumentos del Ministerio es que hay un incremento de las hospitalizaciones por Herpes Zóster en las comunidades autónomas que vacunaban en la infancia.
El herpes zóster (“culebrilla”) es una enfermedad de adultos y ancianos provocada por el virus de la varicela (una enfermedad de niños y adolescentes).
El virus de la varicela queda “acantonado” en el sistema nervioso y su “reactivación” provoca el herpes zóster. Es decir, según Sanidad el abuso de la vacuna en la infancia promueve esta enfermedad cuando se es mayor.
La postura en pos de la racionalización del uso de esta vacuna está resistiendo duros embates. El laboratorio está moviendo todos sus peones. No sólo a nivel jurídico. Comenzó usando a “sus” sociedades científicas, las que financia (¿suciedades acientíficas?). También ha recibido la petición de explicaciones de grupos políticos como el PSOE o de CiU que ha pedido que cesen las “restricciones” a la vacuna.
Y de asociaciones de médicos y patronales farmacéuticas como Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE).
La prensa, tanto la “de” los laboratorios como medios generalistas, se han postulado también de manera demagógica a favor del más vacunas y cuanto antes se apliquen mejor. Han podido leerse varios reportajes en la misma línea, que existe
una nueva figura: el viajero farmacéutico, capaz de trasladarse de una comunidad autónoma a otra en busca de un tratamiento al que no accede en su región.
Los casos más recientes de viajeros en busca de un fármaco están representados por los padres que no se han dejado achantar por el bloqueo de la vacuna de la varicela por parte del Ministerio de Sanidad. No solo han acudido a las farmacias de Navarra (es la única comunidad junto a Ceuta y Melilla que la dispensa), también han pasado las fronteras nacionales hasta el punto de agotar las existencias en algunas localidades de Portugal“.
Se han propagado datos sobre el aumento de casos de varicela “relacionados” con las “restricciones” de la vacuna.
Como vemos, una campaña sostenida en el tiempo y en que se implican numerosos agentes del ámbito sanitario para hacerle el juego a una multinacional farmacéutica que, movida más por la codicia que por criterios científicos y sanitarios, no acepta una medida que vela por el buen uso de un medicamento.
A ver cuando el Ministerio, con los mismos criterios, aborda la moratoria de la vacuna del papiloma, una de ellas -Gardasil- por cierto, es del mismo fabricante que Varivax. Algo ya tienen ganado, que la campaña que se montará contra esa decisión tiene unos agentes reconocidos.