Uno de los imprescindibles en muchos bolsos, es llevar siempre una botellita de agua. En mi caso, durante bastante tiempo se trataba de una plástica que rellenaba en casa con agua de la garrafa. (La del grifo en Barcelona es inbebible, puaggg)
Lo de rellenarla era por reducir la cantidad de residuos que genero y por economizar. Pero claro, en realidad no acababa de ser del todo salubre... Bisfenol A, profileraciones bacterianas y unas cuantas dudas más, me asaltaban a cada trago. La solución estaba bien clara, ¡Necesitaba una cantimplora!
Bien pues, como demuestra el tutorial de hoy, conjugar tus necesidades con tus residuos puede ser la salvación. Palabra de Recyclator.
¿Y a qué residuos me refiero?
- El primero es bien obvio: una botella pequeña de cristal vacía. Si te gusta la que he usado, es la de una crema de calabaza.
- Y el segundo proviene del cajón que en casa dedicamos a nuestro diogenismo moderado. En este caso, unos cuantos auriculares y cables rotos por que fin han encontrado su 2ª oportunidad :)
La idea es recubrir la botella porque, aunque el cristal es muy resistente, mejor será protegerla con un material que amortigüe los golpes. Alternativas ecológicas, sí. Pero por favor que no sean un "mírame y no toques".
¡Vamos allá! Materiales necesarios:
- Botella de cristal que cierre muy bien, vacía y limpia
- Cables rotos de todo tipo
- Alcohol y un trapo
- Tijeras
- Adhesivo universal ultrarápido transparente
Empieza cortando los jacks de audio, botones de auricular, conectores de red .... que haya en los extremos de tus cables.
Pasados 5 minutos ya habrás acabado
Si te quedas con ganas de más, te espero en la galería de DIY's, Facebook e Instagram
Marta