De cómo encontré oficio: aguador.
A mí me pasa lo mismo que a Dikembe. Es más, quisiera que mi muerte causara risas y no el dolor que me ha producido a mí la pérdida de mi madre. La añoranza no me importa, aunque es producto del amor y la rutina. Pero estoy seguro de que, al menos, uno reirá abiertamente y otros soterradamente. Y no por alegría, que en la muerte no la hay, sino como homenaje. Porque me llevará tranquilo y si no, buscaré la forma de hacerlo lo más sereno posible. Esto no quiere decir que lo consiga, lo sé. La muerte, la propia muerte entre los vivos es un tema tabú, un asunto en el que todos los viejos piensan pero que nadie habla en alto. Como mucho una queja, un “llévame Señor” o un “ya no sirve uno para nada, para eso mejor…”. Los vivos también se defienden de las otras muertes al reunir en rebaños a todos aquellos que la sociedad escupe por inservibles. El sistema no entiende que una sonrisa arrugada y temblorosa propone más que una biografía en papel. Espero que mis hijos lleguen vírgenes en duelos al mío. Y no me mueve ser el muerto en el entierro y el novio en la boda. Se darán cuenta de que los motivos por los que enfadaron o se enfadarán conmigo no tienen ni tendrán importancia en ese momento. Y perdonarán todos mis errores. Pero os aseguro que el dolor que sentiréis será desplazado por otro sentimiento más agradable y positivo: la sublimación del cariño. Algo que es imposible si puedes acariciar a quien te da esa bienquerencia. La vida seguirá y no hay hecho más importante que ese, incluso para los muertos.
Sé que quedan pendientes dos asuntos. Lo sé, lo sé. Pero los dejo para la siguiente. Ya saldrán solos en el momento oportuno. De momento dejemos que aquel Dikembe se vaya al pozo a por agua, mientras yo disfruto de la lectura y tú de tu trabajo, porque disfrutas, ¿no? Venga, un saludo de tu amigo,
(1VG) [↑][Volver] Zorrocloco. Esta palabra la reconoce tanto la RAE como la Academia Canaria de la Lengua. Y como quiera que no tiene el mismo significado es el motivo de esta nota. DRAE: «1. m. coloq. Hombre tardo en sus acciones y que parece bobo, pero que no se descuida en su utilidad y provecho» ACL: «1. m. Costumbre que existía en Canarias, que consistía en la permanencia, desde el nacimiento del hijo, del padre en la cama, mientras la madre volvía a sus labores habituales. 2. m. Marido de una parturienta que se fingía enfermo y recibía las atenciones de quienes los visitaban. Hoy se hace mucho uso de la palabra zorrocloco en sentido humorístico. 3. m. Hombre muy taimado y astuto». Aunque la segunda y tercera acepciones algo tengan que ver con la entrada del DRAE. Fuentes: http://dle.rae.es/ y http://www.academiacanarialengua.org/
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