Lady Marita miró inquieta a su alrededor cuando se dió cuenta de que la pequeña Shi Tzu no estaba a su lado
-Keka.....Keka!-se levantó como un resorte buscándola con la vista
De pronto la vió....le vió...y echó a correr
Sir James estaba a punto de alcanzarla pero ella se alejó. Su forma de moverse la hizo sentirla a kilómetros de distancia aunque sólo les separaran unos metros. Se detuvo.
Ella llegó al lugar donde una encantada Keka se relamía en brazos del jardinero.
-Gra...cias- de repente se sentía tímida
Se acercó para recoger a Keka que pronto empezó a removerse intentando zafarse de su ama y volver al lado de su proveedor de manzanas.
-Vaya, parece que le gustas y ella es muy especial eligiendo a las personas- dijo una sorprendida Marita
Maridin se encogió de hombros y con una media sonrisa volvió a acariciar a la pequeña chantajista
-Ella también me gusta, supongo que lo percibe
Levantó la vista y al enfrentarse con los enormes ojos oscuros de Marita todo se detuvo
-Sí
-Así que tú eres el encargado de cuidar la rosaleda...
-Sí- hubiera dado cualquier cosa por lograr dar una respuesta ingeniosa pero aquellos ojos habian hecho que su todo su ingenio huyera.
-Son preciosas....he visto cómo las cuidas...con el mimo de un amante....
Maridin reunió fuerzas....no podía perder esa oportunidad
-Quizás.....quizás podríamos ir a verlas...ahora- le dijo sonrojándose ligeramente
-Ahora...es el momento perfecto- contestó lady Marita
Maridin tuvo una revelación, supo que el secreto consistía en no darse por vencido
To be continued...
Rosemunde Lovelace