Capítulo 33: el tiempo es oro

Publicado el 28 septiembre 2015 por Fanitt
 Glophy ya no tenía duda alguna, ese era su lugar y MRous era....lo que necesitaba. No pensaba demorarlo ni un minuto más, quería aprovechar su vida, quería sentirla y no estaba dispuesto a que su origen marcara su destino. Él mismo iba a encargarse de que la distancia entre A y B no fuera la que le habían impuesto, la iba a elegir.
 Se coló en su habitación y sacó el puñal de entre sus pertenencias, admirando el trabajado mango bajo la atenta mirada del cachorrito.
-Tranquilo colega, es para un buen fin
 Ahora le serviría a él y no a los propósitos de un rey que había ganado su poder por cuna, no por méritos.
Llevaba suficiente tiempo en la Isla como para darse cuenta de que lo que ésta les ofrecía era marcar su propio camino, les daba la libertad de descubrirse. Cuántas personas se pasaban la vida sin saber quiénes eran, sin ser dueños de su tiempo. Él tenía la oportunidad  y no pensaba dejarla escapar.
Había recibido algunos mensajes de Alex y se había ocupado de conocer su ubicación discretamente durante su delicioso paseo con MRous.
Se relamió como un gato pensando en ese paseo y sobre todo en todos los rincones en los que se habían detenido. Volvió  a verla enseñándole la cuadra de caballos y cómo se había apoyado en la pared impidiéndole el paso hasta tenerla tan cerca que podía notar los latidos de su corazón como propios. Unos latidos cada vez más alocados y un creciente rubor en las mejillas que pronto se tornó una pícara e invitadora sonrisa.
Desechó los recuerdos con un golpe de cabeza. Ahora necesitaba concentrarse. No quería implicar a MRous, al menos hasta que hubiera podido aclarar su posición. Se dispuso a irse. MRous abrió la puerta de improviso
-Te vas?- parecía sorprendida
-Tengo....tengo...algo que hacer
-De acuerdo, te acompaño
Glophy tensó la mandíbula
-No, no es necesario, volveré pronto
-Pero...tengo tiempo
Se volvió con brusquedad
-Me has oido? he dicho que volveré pronto-silabeó la última palabra
MRous se apartó instintivamente y le dejó el camino libre.
Él salió apresurado. Por un momento sintió deseos de volverse y explicárselo, de cogerla entre sus brazos y contarle su historia, de hacerse perdonar pero no había tiempo.
Tenía que alcanzar el Pabellón de los náufragos y advertirles. Era esencial que desbaratara el factor sorpresa con el que creía contar el rey Orzuk, se repitió.
A sus espaldas la lady se preparó para seguirle
-Si cree que soy una indefensa doncella es que todavía no me conoce lo suficiente.
Le dejó alejarse hasta que pareció confiado
To be continued....
Rosemunde Lovelace