Capítulo 35: Presagios

Publicado el 13 octubre 2015 por Fanitt
  La brisa de octubre se dejaba sentir. El sol transmitía menos calor así que un ligero escalofrío hizo que Lady Angie se envolviera en el amoroso echarpe tejido con la lana de las pizpiretas ovejas que campaban por la Isla de Jatte. De inmediato se sintió reconfortada y miró a Henry entrenido con el cachorro cerca de la orilla con los pantalones arremangados y su deliciosa risa salpicándolo todo, contagiándolo...haciéndola desear estar en su boca.
Se la había ganado poco a poco, sin las prisas que parecen contagiarlo todo, recreándose en el camino, dedicándole el tiempo necesario.
Todo es cuestión de tiempo, hasta el amor....y si algo había aprendido de Henry es que era alguien capaz de distribuir el suyo y entregarlo con pasión a lo realmente importante.
 Sabía que no era oriundo de la Isla, como casi tod@s en realidad, pero parecía haber crecido en aquel entorno amable.
Sonrió recordándole frente a ella y sus manos en sus mejillas...de nuevo un escalofrío y estaba segura de que la brisa de octubre nada tenía que ver con él. Henry el que siempre estaba a su lado para compartirlo todo. El que intentaba que nada la hiriera, sabía que algún día él mismo la heriría pero eso era otro momento y otro mundo y el futuro no estaba escrito....quizás no llegara nunca. Apretó los ojos concentrándose en alejar los malos presagios. Quizás las predicciones fallaran, quizás habría una explicación...demasiados quizás, se centró en el presente y se encaminó hacia él.
Henry se volvió en ese momento y le hizo un gesto con la mano. Notó que estaba tenso, Rocky dejo de corretear a su lado y se puso alerta. Habían visto algo y no parecía que les hubiera gustado a ninguno de los dos.
Angie recordó el pequeño puñal solía llevar encima. El amor la había vuelto confiada, tanto como para olvidarlo en su cottage. Se sentía tan segura con Henry que había delegado en él todas las preocupaciones, como si su sola presencia fuera un bálsamo capaz de alejarlas todas. Ahora sentía que tendría que tomar de nuevo las riendas, tuvo una visión que la intranquilizó, no era nada definido ni concreto, sólo una especie de aliento gélido. Supo que todas las manos serían pocas.
Henry la alcanzó, sin mediar palabra los dos se pusieron en camino hacia el Pabellón de los Guardianes con un Rocky pisando la hierba con tanta suavidad como si temiera romperla. Había llegado el moment...
To be continued...
Rosemunde Lovelace