Sin embargo la había dejado sin explicaciones, no era eso lo que su corazón ansiaba pero lo había hecho, y ahora esos recuerdos eran jirones de viento que le perseguian, le torturaban.
Sintió la presencia de sus hombres a su espalda, eran para él fantasmas. Él mismo se veía como un espectro, un hombre sin fortuna.
-Principe Ethan..- se aventuró a decir uno de ellos- Qué hacemos con el prisionero?
No se giró para ver a sir Henry, necesitaba tomar distancia, necesitaba escapar de esas redes o enmarañarse en ellas hasta que le ahogaran. Libertad o sacrificio.
-Llevadlo a mi barco. A mi camarote
-Pero señor! es un prisionero
Ethan se volvió para clavarle una mirada de acero.
-Acaso me cuestionas?
El otro bajó la vista y se encogió
-Haremos lo que ordenáis, sire
De soslayo comprobó que Henry parecía aturdido pero en buen estado en general
-Proporcionadle agua y los cuidados que necesite- les dijo mientras les daba la espalda
Ellos asintieron y cargaron con el Guardián.
Calculó que las ladys ya habrían llegado al Pabellón, quería darles ventaja. No iba a ser él quien iniciara el combate, se lo debía. El aire era fresco y se sentía revitalizado por él. Agradeció ese cambio de temperatura. Mente fría.
Se despojó de la capa, de la espada, del largo chaleco ribeteado de pelo, de la amplia camisa blanca y permitió que el aire golpeara su pecho con los brazos abiertos, dispuesto a recibirlo.
Sabía que estaba expuesto y casi deseaba ser descubierto. Hasta dónde iba a ser capaz de llegar? y en qué bando? se conocía a sí mismo?
Gritó desgarrándose la garganta.
To be continued.....
Rosemunde Lovelace