Capón by Jhosef Arias

Por Amoras
Jhosef Arias es un chef peruano que comenzó su andadura en Madrid hace un par de años con el Restaurante Piscomar. Este local de cocina de Perú fue adquiriendo, poco a poco, bastante fama por lo que al final se trasladó más al centro. Y donde se encontraba Piscomar nació Capón. Del mismo chef pero con unos platos que apuntan más hacía la cocina nikkei (mezcla de cocina japonesa y peruana) y chifa (la fusión de la cocina china adaptada a los platos peruanos).
El restaurante se encuentra en un local pequeño, de barrio, en la zona de Acacias/Puerta de Toledo. Pocas mesas gestionadas por un servicio algo caótico. Para empezar, antes de ir a comer, nos llamaron para decirnos que tenían el local completo con muchas mesas grandes y que lo mejor era pedir menú. Cuando les trasladé mi duda sobre el menú al ir con varios pequeños la respuesta fue: pues entonces no pidan muchos platos variados porque tardarán en comer. Al final quedamos en que lo decidiríamos cuando llegáramos pero no hubo opción, nadie nos ofreció el menú.
Ya que no hubo dudas nos fuimos a por la carta, corta pero apetecible. Compuesta de entrantes como baos, dumplings o alitas, Sopas, una sección Japo-Perú con sushis de cocina peruana (por ejemplo un nigiri de lomo y salsa anticuchera), tallarines, arroces y la sección Cantonesa-Peruana con pollos y terneras.
Por hacerles caso y no pedir muchos platos nos centramos en los más llamativos de cada sección y pedimos un par de cada una:
- Baos: había tres tipos Po (cerdo con salsa de ostras), Chi (pollo con albahaca) y Lan (langostinos con salsa de Kinchi). Una verdadera delicia, quizá el más flojo sea el de langostino pero los otros dos son para chuparse los dedos.
 
- Salvaje Leo: un arroz con pollo, cerdo, langostinos y tirabeques. Merece la pena.

- De la parte Japo pedimos "Acebichado" unos makis de aguacate con leche de tigre y aji amarillo. No está malo pero puedes vivir sin probarlo. Tiene dentro un toque de queso tipo Philadelphia que no procede en un trozo de sushi.

Y por la parte Cantonesa:
- Saltao: Ternera con patata y cebolla

- Tipakay: pollo con salsa agridulce. Una preparación mucho más sabrosa que la habitual de los restaurantes chinos

Este último plato llegó cuando ya nos habían quitado los cubiertos, los platos y tomado nota del postre. En un momento en el que nos estábamos preguntando porque nos habían llamado para decirnos que no pidiéramos variado cuando solo había una mesa con 4 comensales y otra con 3, además de nosotros, en todo el local.
Para los postres, cuatro opciones a 5,5€ cada una: Pie de limón, Mango-Matcha, Cremoso de Maracuyá y CheeseCake. Nos decantamos por las dos primeras opciones, pensábamos que el Mango-Matcha, con cacao, sería una delicia pero era bastante insulso (el té Matcha es así).

Sin embargo el Pie de limón estaba realmente rico. Preparado con galleta, lima y oporto era un postre de los que te endulzan el final de la comida.

La cuenta, con dos cafés, dos Cokes, un Aquarius, dos cervezas, dos aguas y dos Cusqueñas (cerveza peruana 3€) fue de 156€. No parece un precio muy alto, teniendo presente que éramos 5 adultos y 3 niños, por lo que el precio medio es de 20€ pero aún así había platos algo caros como el arroz que costaba 15€ y otros algo pequeños. En El Tenedor se puede reservar con descuento pero solo si el número de comensales es más reducido.
Eliminado los detalles del servicio, que no era malo, solo aturullado, el sitio merece la pena. Tiene platos curiosos y, lo más importante, con mucho sabor y originalidad. No se si es el mejor restaurante del Chef Arias, quizá sea mejor probar su cocina más genuina y sus cebiches en Piscomar o en su nuevo local de Vallecas: Callao24. Pero aún así, si vas a Capón, no te arrepentirás.